Ni Hugo Chávez es el diablo ni Henrique Capriles es un santo.
En estas elecciones presidenciales de Venezuela, nadie sale limpio ni exento de culpas.
Si bien es cierto que el actual mandatario cuenta con una maquinaria mediática y los recursos estatales para respaldarlo, el camino rumbo a los comicios del 7 de octubre ha estado marcado por una constante guerra sucia por parte de los dos candidatos.
Ambos se han encargado de usar las armas a su alcance para atestar golpes a la imagen de su contrincante.
Jorge Mireles