Fue en el último mes de 2012 cuando Benedicto XVI tomó la decisión de abdicar.
El Papa acababa de sostener un encuentro con el presidente palestino Abu Mzen. Después, ese 17 de diciembre, llegaron a sus oficinas los cardenales Julián Herranz, Salvatore de Giorgi y Josef Tomko. Le entregaron un informe confidencial: la segunda parte de sus indigaciones en torno a los “Vaticanleaks”.
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