Hace 11 años un bebé chileno, llamado José Ignacio Ureta, con daños cerebrales severos, después de sufrir un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva lleva ahora una vida normal. Sus padres aseguran que su hijo vive gracias a Dios, que por la intercesión de Álvaro del Portillo, les concedió el milagro. Este milagro, científicamente demostrado, permite hoy la beatificación de quien fuera el segundo prelado del Opus Dei.
Pablo Mier y Terán