Ya basta. ¿Qué se tiene que hacer en un país como México para que ejercer una profesión –y pasión– como el periodismo no sea una sentencia de muerte?
¿Qué solución hay para que la libertad de expresión no sea una quimera y los reportajes no se firmen con sangre?
Es muy común leer titulares que señalan que hubo “otra víctima más”, “otro periodista asesinado”, “otra mujer víctima”, “un feminicidio más”, “otro menor fallecido”. Y los encabezados abundan.
María Alesandra Pámanes