Un fuerte vínculo se ha convertido en la pesadilla de los militantes del Estado Islámico (ISIS, en inglés): la relación madre-hija.
Se trata de miles de mujeres kurdas que, en paralelo con las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo), conformada por hombres, combaten voluntariamente en las Unidades Femeninas de Defensa (YPJ) ante el avance de la ofensiva de la milicia yihadista de ISIS en la región kurda del norte de Siria, específicamente en la ciudad de Kobane, en la frontera con Turquía.
Eugenia Rodríguez