Hay niños en el mundo cuyas preocupaciones giran alrededor del disfraz que utilizarán este año en Halloween mientras que, al otro lado del mundo, hay otros que tras convertirse en migrantes refugiados se encuentran desconcertados, fuera de sus hogares, solos y en lugares en donde probablemente no entiendan el idioma ni las costumbres.
Ese es el caso de algunos refugiados sirios, afganos, eritreos y sudaneses que atravesaron continentes para finalmente llegar a su nuevo hogar en Europa.
María Alesandra Pámanes