Cuando estaba en la escuela, no faltaba el compañero chistosito que en el momento menos esperado se paraba junto al pizarrón y hacía rechinar sus uñas contra él.
A todos se nos ponía la piel de gallina, lo recuerdo y la simple imagen mental me da ansia (creo que a más de uno que lea esto, también).
Un nuevo estudio revela que esto no es lo peor que puedes escuchar. Sí, hay cuatro cosas peores.
Rocío Aguilera