Mientras que el alquiler de un vientre puede representar para muchos una posibilidad para convertirse en padres, es para otros una actividad comercial en auge.
Más allá de presentar a la maternidad subrogada como una forma más de reproducción asistida, como un tratamiento esperanzador para la infertilidad en parejas heterosexuales, y la oportunidad de aumentar la familia en parejas homosexuales, no hay que subestimar el potencial comercial de una industria que deja cerca de 350 millones de dólares al año (nada más en India).
Andrea Montes Renaud