México tiene el desafío de entrar a las grandes ligas y hacer de la reforma energética un “made in México” o quedarse solo como un país subcontratista.
Esto dependerá de cómo se conformen e integren las leyes secundarias de la iniciativa presidencial, para que se permita a los proveedores de la industria petrolera convertirse en conversionistas de las firmas extranjeras.
Georgina Howard