La delincuencia electoral en Jalisco se encuentra en completa impunidad.
En el estado no se castigan ni las prácticas más comunes, como la compra de votos y el uso en contiendas de recursos gubernamentales, mucho menos el ingreso a los partidos de fondos privados ilegales o del crimen organizado.
Si por la vía de las sanciones económicas los institutos políticos apenas y han conocido un demérito a sus presupuestos, el ámbito penal arroja resultados peores incluso.
Luis Herrera