Los secuestros se han triplicado en Nuevo León. Los robos no se diga.
La Policía Interestatal, que se supone debe de cuidar a los regiomontanos que viajan a la frontera de Texas, sólo existe en el papel.
No hay semana en que no se asesine a una mujer en la entidad.
Los huachicoleros siguen de fiesta en el estado, ordeñando los ductos de Pemex en Cadereyta, con una tranquilidad pasmosa.
Los elementos de Fuerza Civil, que se supone están para velar por la seguridad de los nuevoleoneses, encañonan a la gente con sus armas y las amenazan.
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