El acto de “transparencia” patrimonial que encabezó ayer Enrique Peña Nieto en el Palacio Nacional, seguramente pasará como el primer error importante del sexenio.
Y es que presentar declaraciones patrimoniales, sin consignar el valor de los activos y pasivos es como no declarar nada.
Obviamente la medida generó infinidad de críticas. Hubiera sido mejor abstenerse de presentar semejante show, que dar la impresión de estar dando atole con el dedo.
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