Una cosa es que quienes quieran protestar lo hagan libremente por las calles de la Ciudad de México, y otra muy distinta que un grupo de encapuchados incendien impunemente metrobuses y estaciones, a ciencia y paciencia del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
La desaparición de los 43 normalistas de Iguala no le da derecho a nadie de cometer actos vandálicos.
De que la perra es brava
Los dirigentes de las diversas facciones y tribus que integran el PRD, están dando un triste espectáculo.
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