La historia del cine y de la política en México es como un matrimonio mal avenido.
Desde los tempranos tiempos postrevolucionarios, cuando “la bola” constituyó la gran pasión de algunos realizadores, la pantalla grande reveló también algunas de las aberraciones y deformidades de la lucha, que el “sistema” se empeñó en ocultar.
Más de 100 años después del inicio del cinematógrafo en México y de la escaramuza revolucionaria, y justamente en un nuevo momento histórico de auge del cine mexicano, dicha relación aún sigue forcejeando.
Diana González