La muerte de Aubrey McClendon, fundador y director general de la firma energética Chesapeake, conmocionó a la industria del shale.
El ejecutivo murió en un accidente automovilístico un día después de haber sido acusado formalmente con cargos de conspiración relacionados con subastas para arrendamientos de yacimientos de petróleo y gas natural. La trama parece digna de un thriller corporativo que podría ser llevado a la pantalla grande.
Rodrigo Carbajal