El Pacto por México, se agotó por cansancio, por agenda sustantiva negociada y por desgaste de sus participantes. En efecto, los temas que realmente importaban a sus promotores llegaron a la votación de un Congreso que ahora sí claramente solo levanta el dedo. Pero lamentablemente temas capitales que sirvieron para vestir el documento, encubriendo su cariz vengativo, se quedaron en el tintero para el final, cuando el aliento es insuficiente.
Gabriel Reyes Orona