En la última década, México se distinguió de Argentina y de Brasil por mantener una línea de política económica que apostó al fortalecimiento de los fundamentos macroeconómicos: se priorizó el control de la inflación, se aprobaron reformas estructurales, se privilegió un modelo de crecimiento basado en las exportaciones manufactureras y se mantuvo un déficit fiscal controlable.
Rodrigo Carbajal