Los llamados socavones, esos anchos y profundos agujeros que literalmente tragan todo a su paso al formarse en la superficie de la tierra no necesariamente son una suerte inevitable de la madre naturaleza.
Estos hundimientos pueden detectarse a tiempo por la NASA, al menos en algunos casos, como el gigante sumidero de una hectárea que ocurrió en agosto de 2012 en Bayou Corne, en Luisiana.
Indigo Staff