“Justicia”, el título de la nueva obra de Gerardo Laveaga, grita denuncia por sí mismo. Sin embargo, la novela es todo menos eso.
Y es que el lector esperaría que una novela cuyo hilo conductor es un crimen, esté acompañada de investigaciones policíacas, recolección de pruebas e interrogatorios.
Pero no. En “Justicia” no existe ninguna de las tres, y, en muchas ocasiones, tampoco en el sistema judicial mexicano.
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