En el momento que decidimos tener pareja lo primero que se nos viene a la mente es una lista larga de requisitos y atributos que el otro deberá tener para podernos merecer.
Pensamos que la pareja nos hará muy felices sin reconocer que el único responsable de nuestra felicidad es uno mismo. Lo más simpático es que la mayoría de las virtudes en la lista ni si quiera las tenemos nosotros, pero somos buenos para exigir.
Annette Manautou