El muro fronterizo que Estados Unidos construyó en su límite con México ha sido referencia de odio, división y rechazo, pero también se ha convertido en un tapiz de expresión.
Como en un lienzo, en sus barrotes y paredes se leen cientos de mensajes plasmados por personas que ven en él una herida abierta o un recordatorio de que ni un muro puede dividir a dos países vecinos.
Imelda García