Jorge Mario Bergoglio es un Papa muy moderno, ayer 

demostró que las nuevas tecnologías pueden servirle a la fe católica.

Por medio de una tablet, se conectó al sitio de Internet del santuario que ofrece imágenes en tiempo real del altar donde reposan los restos de San Francisco de Asís y rezó virtualmente ante su tumba.

El Sumo Pontífice recibió en audiencia a un grupo de frailes franciscanos del Sacro Convento de Asís, quienes le mostraron cómo conectarse y lo animaron a dejar una oración: “¡Oh, Francisco de Asís, intercede por la paz de nuestros corazones!”.

No solo es el primer Papa argentino, o el primero en rechazar las comodidades que se le ofrecen a la máxima autoridad de la Iglesia Católica, Francisco nos sorprende casi a diario.

Si bien es cierto que heredó una institución con una crisis de fe por parte de los fieles, las acciones que ha realizado en menos de un mes al frente de su Iglesia han demostrado su capacidad de “renuncia”, como cuando se negó a vivir en el apartamento pontificio y a utilizar el lujoso carro oficial que le correspondería. 

En plena misa de domingo de Resurrección, el papa Francisco pidió en su primer mensaje de Pascua que reine la paz y que acaben los interminables conflictos en Medio Oriente y la península coreana.

El oficio religioso se celebró ante más de 250 mil personas en una Plaza de San Pedro a reventar, cubierta de flores.

Jorge Mario Bergoglio recorrió brevemente en el papamóvil una sección de la multitud que estalló en júbilo.

El pontífice va haciendo costumbre el pasearse en el icónico vehículo papal sin ninguna cubierta, contrario a lo que era usual en sus antecesores.

La camiseta azulgrana del equipo de futbol argentino San Lorenzo de Almagro tiene ahora la imagen “bendita” de uno de sus hinchas, por lo menos la edición que fue enviada especialmente para el Papa Francisco.

El Sumo Pontífice recibió ayer una playera diseñada solo para él, junto con una carta de parte de la directiva del club que sigue desde pequeño y del cual es socio desde 2008.

Daniel Del Regno, repartidor de periódicos en Buenos Aires, llevaba un mes extrañando a uno de sus clientes más fieles.

Y es que, por obvias razones, desde que Jorge Mario Bergoglio partió a la Santa Sede para participar en el cónclave, ya no volvió a su puesto de diarios favorito, ubicado frente a la Plaza de Mayo en la capital argentina.

Fue hasta hace dos días cuando él y su padre Luis recibieron una sorpresiva llamada. Del otro lado de la línea se escuchó la voz del nuevo Papa Francisco.