No hablo de la casa embrujada de tu vecino o de tu abuela. Tampoco hablo de aquellas casas embrujadas en parques de diversiones como Knott’s Berry Farm, Disney o alguna feria popular. Hablo de aquellas sumamente planeadas que se llevan a cabo en granjas, pantanos, edificios abandonados o lugares tenebrosos en donde hay más de 50 actores profesionales actuando para darte el gran susto de tu vida.
Sofía Garza-Barba