El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, hasta ahora se ha revelado en la política como un buen segundo, lo que nos recuerda a Florencio Salazar Martínez y a Guillermo Cosío Vidaurri, priistas que durante su trayectoria nunca pudieron practicar el don de mando.
Cosío y Salazar siempre fueron excelentes para recibir órdenes y, al mismo tiempo, ser mensajeros de las mismas.
El Faraón