La operación de la Policía Militar en Nuevo León llega con más interrogantes y riesgos, que certezas.
Por un lado, el hermético régimen de su corte marcial marca un futuro obligado de opacidad y falta de transparencia.
Por otro, las experiencias de civiles desaparecidos y muertos por error en Monterrey, tienden un velo de terror sobre la creación del nuevo órgano.
Jesús Padilla