Cuando Dámaso López Núñez decidió aliarse a Joaquín Guzmán Loera, ayudándole a escapar de la cárcel federal de Puente Grande y sumándose a la estructura del Cártel de Sinaloa, decidió correr el mismo destino que su amigo “El Chapo”.

A poco más de 16 años de aquella decisión, un vuelco del destino alcanzó ayer a Dámaso López Núñez y ya corre la misma suerte que su compadre “El Chapo” Guzmán: está detenido, acusado de encabezar un cártel de las drogas, con una solicitud de extradición en puerta.

Tras la muerte de Julián Manuel Loisa Salinas, “El Comandante Toro”, abatido por elementos de la Marina, el Cártel del Golfo podría dejar de tener predominio en el estado de Tamaulipas, donde la estructura criminal de esta organización se ha comenzado a debilitar.

De acuerdo a fuentes de la PGR, el declive del Cártel del Golfo podría obedecer a una desbandada de sicarios que se han comenzado a integrar a grupos del cártel de Los Zetas, “los que tienen mayor penetración en las estructuras de los gobiernos locales de todo el estado”.

La playa de Chalacatepec en la que hay dinero invertido de las pensiones de Jalisco para erigir un complejo turístico, ha sido escenario de operaciones de trasiego de drogas sobre sus aguas,  de acuerdo con las labores de inteligencia naval e intercepción de la Secretaría de Marina (Semar).

Chalacatepec figura entre las zonas marítimas donde la Marina-Armada ha detectado e interceptado embarcaciones que transportaban cargamentos de droga, esto durante el sexenio del exgobernador Emilio González Márquez, según lo informado con el recurso de revisión 0039/17.

El imperio de las drogas de Joaquín Guzmán Loera se viene abajo. El asesinato de Francisco Javier Zazueta Rosales, “Pancho Chimal”, el último de sus caballeros, deja expuesta la estructura operativa mediante la cual sus hijos, de la mano de su tío, Aureliano Guzmán, intentan recuperar el cártel.

A “Pancho Chimal”, dicen en las calles de Culiacán, no lo mataron las balas de los elementos de la Marina, con los que se enfrentó en el poblado de San Cayetano, de la sindicatura de Tepuche, de esta misma localidad.

La gestión de Édgar Veytia, o el “Diablo” –su alias-, como fiscal general de Nayarit tuvo una influencia directa sobre Puerto Vallarta, municipio que forma una sola ciudad con Bahía de Banderas, en aquel estado.

Desde el 2005 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y el Consejo Nacional de Población (Conapo), concluyeron que Puerto Vallarta, en Jalisco, y Bahía de Banderas, en Nayarit, conforman una sola realidad socioeconómica, más allá de las líneas imaginarias que dividen a un estado de otro.