Hace 20 años los talleres de verano eran días enteros pegados a la plastilina, acuarelas, crayones, engrudo y todo terminaba en una obra de arte plástica de la cual las madres y padres se sentían orgullosos, aunque pareciera una abominación creada en una pesadilla de Picasso.
Atrás quedaron esas tardes en las que los niños repetían esas manualidades año tras año. Con el tiempo, nuevas disciplinas artísticas han llegado a nuestro país y poco a poco se han colocado entre el imaginario popular, una de ellas siendo el cine.
Hidalgo Neira