La crisis política y económica por la que atraviesa Chipre pinta para llegar a un final nada grato para los inversionistas rusos en los bancos de la isla.
Tras la propuesta fallida de implementar un impuesto a los depósitos y gracias a la insistencia de las instituciones financieras europeas de que un porcentaje del rescate provenga de la misma isla, los políticos chipriotas parecen haber traicionado a los inversionistas que abultaron su sistema financiero por años.
Eduardo Flores