Mateo tiene apenas tres años y vive preso. Él no nació libre.
La primera luz que vio fue la de la cárcel de “Mil cumbres”, en Morelia, donde su madre ya cumple casi cuatro años recluida, acusada del delito de secuestro.
Él no sabe lo que es la libertad. En el día se entretiene jugando en la estancia infantil, pero las noches son largas y llora incansable.
A Elida Cecilia se le rompe el corazón cuando le dice a su hijo que no puede abrir la reja para ir al patio a jugar. Finalmente, el cansancio del llanto lo hace quedarse dormido.
J. Jesús Lemus