El 12 de mayo de 2016 Michel Temer asumió la presidencia de Brasil en uno de los momentos de mayor tensión en la historia reciente del país, tras la suspensión de la entonces presidenta Dilma Rousseff, quien enfrentaba un juicio político por irregularidades en la cuenta pública.
Hoy, a un año de su llegada, Temer tiene un nivel de aprobación a su desempeño aún menor al de Dilma al momento de su destitución y ha quedado lejos de su promesa de unificar al país y sacarlo de la recesión económica y el desempleo.
Carlos Salazar