La llegada de la vejez no tiene por qué verse como una amenaza para el bienestar. Tampoco debe ser sinónimo de discapacidad física, ni mental. Actualmente las personas de la tercera edad que alcanzan los 90 años están más “cuerdos” que nunca, además gozan de una mejor condición física, al menos así lo comprobó un estudio realizado en Dinamarca.
Eugenia Rodríguez