A los diputados locales – y a sus jefes los alcaldes metropolitanos- simplemente se les hizo bolas el engrudo con la nueva Ley Electoral que pretenden votar hoy en el Congreso.
Ni lograron armar una Ley que garantice plenamente la paridad de género para las mujeres ni tampoco asegurar piso parejo para los candidatos independientes en Nuevo León.
Lo que pudo ser una Ley de avanzada, vanguardista, quedará como una legislación retrógrada que armó el matrimonio PAN-PRI en el Congreso para los beneficios de sus líderes.
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