Una cosa es conseguir que el voto de 500 legisladores en favor de la reforma energética y otra muy distinta es convencer a la mayoría de millones de mexicanos de que la reforma, tal y como la conciben el PAN y Enrique Peña Nieto, es lo que más le conviene a México.
Más si el gobierno y el PAN insisten en su pretensión de manipular a la opinión pública en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Todo mundo sabe que la intención del PAN, del PRD y del Gobierno es concesionar la explotación del petróleo al capital privado. Sobre eso no hay dudas.
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