La acumulación de agua que comenzó en junio, tras el paso de la tormenta Alberto, ha derivado en diversos deslaves. Foto: Especial

Zona Metropolitana de Monterrey, en peligro por deslaves tras lluvias

Después de las lluvias presentadas durante las últimas semanas, los desplazamientos de tierra en diversos puntos de la ciudad representan un peligro para sus habitantes

Las lluvias de los últimos meses acabaron con la sequía en el estado, las presas están rebosantes y los mantos acuíferos saturados; pero, también aceleraron los desplazamientos de la tierra, lo que representa un peligro para los asentamientos cerca de montañas y terrenos irregulares en la Zona Metropolitana de Monterrey.

De hecho, las precipitaciones ya han causado deslaves, como el que ocurrió en la Colonia Topo Chico, donde se desprendió una parte de la ladera que culminó en el impacto de rocas que afectaron varias viviendas.

Sin embargo, así como este caso, hay otros puntos en la Zona Metropolitana que están identificados como peligrosos ante situaciones de este tipo.

El investigador de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Jorge Salinas Jasso, explicó que el sur de Monterrey, municipios como San Pedro y Santa Catarina, así como zonas en el Cerro de las Mitras, están en situación de riesgo de deslaves y desgajamientos.

“En el Área Metropolitana de Monterrey, los municipios de Rayones, Linares e Itrubide, se han identificado algunos puntos que periódicamente se vuelven zonas de afectación por derrumbes.

“La lluvia, acumulados importantes de agua en cortos tiempos puede generar que una ladera acelere su proceso de actividad. El proceso puede activarse por sus propias condiciones naturales, geológicas o morfológicas, pero la lluvia acelera el proceso”, expuso Salinas Jasso.

El especialista explicó que la cantidad de agua que se acumula en las zonas es determinante, por lo que lo ocurrido con las lluvias de la tormenta tropical Alberto en junio pasado detonaron muchos movimientos en masa en la porción central del estado de Nuevo León.

El ciclón pasado dejó 646.50 milímetros acumulados de agua en el estado, de acuerdo con datos de la Conagua, en un plazo de tres días; mientras que el promedio histórico anual de precipitaciones en Nuevo León es 627.6 milímetros.

Y aún cuando se superó en tres días el promedio histórico anual de lluvias en el estado, desde junio pasado las lluvias han sido una constante en la entidad. En julio hubo 86.8 milímetros acumulados de precipitaciones y durante agosto 31.4 milímetros, de acuerdo con los datos de la Conagua.

El investigador y docente comentó que la actividad humana en algunas zonas, es decir, la construcción de inmuebles, también juega un papel importante en la generación de peligro para las personas por fenómenos de este tipo.

Mapear las zonas de peligro

Salinas Jasso explicó que el riesgo como tal existe cuando hay presencia humana en una zona de posibles afectaciones.

“Utilizamos mejor el concepto de ‘peligro’ para decir que hay un fenómeno o un proceso que si afecta un bien humano o social, habría una repercusión negativa”, detalló.

En ese sentido, el investigador explicó que se tiene identificado que la parte sur de la ciudad de Monterrey se encuentra en peligro, en particular la zona de las colonias como Mederos, Del Paseo Residencial, Cerro del Mirador, entre otras.

También se consideran áreas de peligro el municipio de San Pedro Garza García, algunos puntos de Santa Catarina, el Cerro de las Mitras o el Cerro del Topo Chico.

Explicó que los daños por un fenómeno como deslaves, derrumbes o deslizamientos de la tierra, suelen medirse de manera directa o indirecta.

De manera indirecta, ejemplificó, es cuando se daña un camino y se interrumpen actividades económicas con sus respectivas consecuencias; de manera directa es cuando hay daños en viviendas o inmuebles con presencia de personas.

Prevenir el riesgo

Por su parte, Think Hazard, una plataforma de identificación de zonas de riesgos ante fenómenos naturales, impulsada por The World Bank y Global Facility for Disaster Reduction and Recovery (GFDRR, por sus siglas en inglés) reconocen a Nuevo León con potencial de riesgo alto ante desprendimientos de tierra.

“Esta zona presenta unos patrones de lluvias, unas pendientes del terreno, una geología, un suelo, una cubierta del terreno y (posiblemente) terremotos que hacen que los desprendimientos de tierras localizados sean un peligro frecuente”, detalla la plataforma.

Añade que el cambio climático podría ser un factor para generar inestabilidad en las pendientes y acelerar los desplazamientos de tierra.

“Es difícil determinar cuándo y dónde se producirán grandes avalanchas de rocas, ya que estas dependen de las condiciones geológicas locales y de otros factores no relacionados con el clima”, añade.

Llaman a actualizar atlas de riesgo

El estado y los municipios cuentan con los llamados Atlas de Riesgo, donde se identifican los puntos geográficos más vulnerables ante los fenómenos como inundaciones o desplazamientos de tierra.

En el caso del Atlas estatal, es la Secretaría de Medio Ambiente de Nuevo León la responsable de elaborar y publicar el documento; sin embargo, éste no se actualiza desde hace más de 10 años.

Reporte Indigo publicó en fechas recientes que mientras fenómenos como la tormenta Alberto se vuelven más frecuentes e intensos, debido al cambio climático, y al mismo tiempo que la construcción desordenada altera cauces y geografía natural, el peligro para la población se incrementa.

En ese sentido, la ecologista Ivonne Bustos explicó que contar con documentos donde se identifiquen esos puntos de riesgo, se vuelve un factor crucial.

“Falta un Atlas de Riesgos que nos permita ver cuál es el alcance del agua, de acuerdo con los pronósticos que hay, tanto de los fenómenos naturales como del acopio de lluvia, el agua que se está recuperando en los mantos acuíferos, en el manto freático, porque a partir de ahí viene el desgajamiento de los cerros que es sobre todo lo más importante”, enfatizó.

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