Actualmente, el Zócalo capitalino está gris, sin vida, porque ya no hay familias que lo recorran ni visitantes que desde ahí miren hacia el cielo para apreciar la monumental asta bandera.
Históricamente, la Plaza de la Constitución es el espacio público más importante del país porque ha sido sede de eventos de gran trascendencia como el de 1938, cuando la sociedad mexicana apoyó en masa al expresidente Lázaro Cárdenas después de que decretó la expropiación de la industria petrolera.
Además, ha albergado a artistas de talla internacional como el exbeatle Paul McCartney y es el sitio idóneo de la capital -y el preferido por inconformes- para manifestarse: en sus inmediaciones está el Palacio Nacional donde despacha el presidente Andrés Manuel López Obrador y también se encuentra el Palacio del Ayuntamiento donde está la Jefatura de Gobierno.
Al año, de acuerdo con el Anuario Turístico 2020 del Gobierno de la Ciudad de México, es visitado por 10 millones de personas.
Sin embargo, en los últimos meses ha permanecido resguardado para evitar que sea ocupado y eso impida la realización de los grandes conciertos y eventos que ha organizado recientemente el Gobierno de la ciudad.
Desde abril de 2022, cuando se montó la réplica de la Capilla Sixtina en el Zócalo, éste permanece resguardado por vallas metálicas de color anaranjado que impiden el acceso a la plancha en todo su perímetro.
Antes de que se colocara el enrejado, en diciembre de 2021, era común ver durante el día a personas caminando por la plancha, tomándose fotos con las letras gigantes de “CDMX” y grabando con sus celulares la decoración navideña que ponen las autoridades.
En las noches, el espectáculo era más colorido porque habían vendedores de pelotas con luz y globos con luces led que desde lejos se veían como pequeñas ráfagas en el aire.
Actualmente, eso ya no pasa: entre semana la gente camina por los arcos de los edificios coloniales contiguos y ya no se ve ninguna sombra en la explanada del Zócalo.
“Deberían abrir el Zócalo para que la gente se siente y pueda ver la Catedral o el Palacio Nacional”, menciona la señora Socorro, quien es visitante asidua del lugar y trabaja en una tienda en la calle peatonal de Francisco I. Madero.
La mujer recuerda que durante noviembre, la plaza es uno de los mejores lugares para visitar en la ciudad porque hay ofrendas de Día de Muertos, olor a cempasúchil y copal, elementos típicos de la época.
“Es muy bonito trabajar aquí porque siempre hay cosas nuevas”, dice.
No obstante, en los últimos cuatro meses, al menos en los días en los que no ha habido eventos, no hay acceso a la plaza pública más importante de la ciudad.
Lo anterior, contrasta con los proyectos de peatonalización del Centro Histórico: en 2020 el Gobierno de la Ciudad de México dio a conocer que intervino el circuito de la Plaza de la Constitución para quitar un carril vehicular frente al Palacio del Ayuntamiento y volverlo un espacio peatonal, además de haber rehabilitado con bancas y macetones la calle 20 de noviembre.
Como parte del proyecto, se informó que dicha zona cerraría los fines de semana el tránsito vehicular y sería totalmente peatonal.
Zócalo, Lugar de manifestaciones y represión
El temor de que el Zócalo sea ocupado por manifestaciones y no permita grandes eventos, como el Grito de Independencia el próximo 15 de septiembre y el concierto de Los Tigres del Norte el mismo día, no es infundado.
Un ejemplo de ello es que, en julio de 2013, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), gremio disidente magisterial, instaló un plantón que ocupaba toda la plancha en protesta por la Reforma Energética promovida por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, lo que ponía en riesgo el primer Grito de la Independencia del expresidente.
Dos días antes del festejo patriótico, la Policía Federal intervino a través de un operativo en el lugar.
Los elementos policiacos entraron por la calle de Moneda, a un costado de Palacio Nacional, y replegaron a los manifestantes con tanquetas de agua, principalmente.
De manera paralela, circularon imágenes en redes sociales de granaderos golpeando maestros, tirando casas de campaña y arrestando a los manifestantes.
Durante la administración de Peña Nieto, el retiro violento de maestros no fue la única polémica con la plaza, ya que esta fue utilizada como estacionamiento por los invitados a un evento en el Palacio Nacional, en el marco del Segundo Informe de su Gobierno, el 1 de septiembre de 2014.
De acuerdo con diversos medios, al menos 440 vehículos utilizaron la plaza central sin que el entonces Gobierno del Distrito Federal (GDF), la Autoridad del Centro Histórico o la Autoridad del Espacio Público intervinieran, pese a que estacionarse en la plancha del Zócalo, al igual que en cualquier otro espacio peatonal, está prohibido.
Días después, la Presidencia de la República reconoció a través de un comunicado que la decisión de utilizar el espacio como estacionamiento fue un error.
“Quienes estaban a cargo del acceso vehicular a la Plaza de la Constitución decidieron abrir la plancha del Zócalo para el estacionamiento de vehículos, fue, desde luego, una decisión equivocada de quienes controlaban el acomodo vehicular”, afirmó el Gobierno de la República.
Te puede interesar: Los tapados y destapados para luchar por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México