¿Y las alas del colibrí?
Es triste que la violencia en el país destruya vidas de inocentes.
Pero lo verdaderamente desgarrador, es que los ataques apunten hacía las pocas luces encendidas por y para la juventud mexicana.
En un país donde más de 23 mil jóvenes han sido reclutados por el crimen organizado en los últimos seis años, los esfuerzos mantenerlos lejos de la delincuencia deberían tener una especie de blindaje.
Predeterminado del sitioEs triste que la violencia en el país destruya vidas de inocentes.
Pero lo verdaderamente desgarrador, es que los ataques apunten hacía las pocas luces encendidas por y para la juventud mexicana.
En un país donde más de 23 mil jóvenes han sido reclutados por el crimen organizado en los últimos seis años, los esfuerzos mantenerlos lejos de la delincuencia deberían tener una especie de blindaje.
El sábado por la mañana miles se estremecieron al conocer la noticia: un grupo de 13 personas había irrumpido un campamento de 85 jovencitas y 11 varones, asaltando a todos y abusando de algunas. Sin piedad y sin castigo.
Así pasaron las cosas.
Como culminación de sus juntas sabatinas de todo el año, la Cadena Lanker, nombre que recibe este subgrupo del Movimiento de Juventudes Cristianas, emprendió un viaje hacia una zona de acampar en el Estado de México.
No eran novatas, ni tampoco estaban solas. El MJC lleva 50 años de existir, y sus grupos están presentes en seis estados: Distrito Federal, Monterrey, Guanajuato, Querétaro, Chihuahua y Sinaloa.
Lo que sí era nuevo en este campamento era la inseguridad, presente en cada rincón del país.
Fue entonces que lo que pretendía ser un retiro de formación juvenil, se convirtió en una pesadilla.
Preámbulo
Era lunes cuando “las niñas” –como suelen llamarle las encargadas de la cadena- llegaron a una zona boscosa de Chalco, cerca del Parque Ecológico Colibrí.
Respiraban aire fresco, disfrutaban del silencio del campo e irradiaban adrenalina por comenzar la aventura. Algunas por primera vez, otras lo habían vivido ya muchos veranos e inviernos.
Y es que no me lo imagino, más bien lo recuerdo, porque la historia va contada por un ex miembro del movimiento.
Como en cualquier campamento, el lunes había que instalarse, levantar las tiendas de campaña, construir un refugio, un comedor, resguardar las provisiones, y claro, construir las letrinas.
El martes afinar detalles y comenzaba la acción. Entre juegos, dinámicas y actividades espirituales se pasaban los días.
Llegaron en paz hasta el jueves. Pero, cerca de la media noche, fue cuando se escucharon los disparos, eran ellos.
Los hechos
Doce hombres y una mujer entraron violentamente a la zona del campamento.
En cuestión de segundos los hombres fueron separados de las mujeres; pero todos quedaron pecho tierra, con armas apuntándoles.
Pidieron que la representante se levantara para que los acompañara a recoger las pertenencias de todos.
La coordinadora, con una valentía inexplicable, se paró.
Fue de tienda en tienda con ellos. Recogieron 40 celulares, 40 cámaras fotográficas y poco más de 15 mil pesos en efectivo.
No terminó ahí. Los agresores abusaron sexualmente de siete jovencitas, entre ellas dos menores de edad.
Entre gritos, violencia y descontrol por parte de los agresores, un infierno invadió el lugar.
Nadie podía hacer nada, todas estaban asustadas. Después de tres horas, pidieron las llaves de los dos coches que llevaban y les ordenaron que no se movieran hasta que dieran las seis de la mañana.
Porque si no hacían caso, “había gente por ahí que sí iba a matarlas.”
El regreso
No tenían nada. Las habían dejado incomunicadas.
¿Qué hicieron?
Caminaron por horas hasta llegar a un rancho cercano, donde las apoyaron los pobladores y desde donde avisaron a sus padres lo que había sucedido.
Fueron llegando por ellas con la alegría de ver a sus hijas a salvo.
Llegando a la ciudad, los afectados denunciaron los hechos ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
La respuesta
El mismo sábado 14 de julio el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, condenó los hechos y aseguró que el caso no quedaría impune.
No sólo sorprendió a las autoridades. La pesadilla tuvo un efecto dominó y se adentro en los corazones de miles de integrantes y ex integrantes del movimiento.
Respuestas de solidaridad, oraciones, recuerdos, testimonios de jóvenes que fueron rescatados de pandillas o de malos pasos por el movimiento, se hicieron presentes en las redes sociales.
Los integrantes comenzaron a cambiar sus fotos de perfil en Facebook, recordando sus campamentos y los momentos felices que han vivido en ellos, lamentando la tragedia que le tocó vivir a sus compañeras.
También comenzó la ayuda monetaria, jurídica, psicológica, para contribuir con la recuperación de sus compañeras, quienes ya están recibiendo apoyo psicológico.
Los medios dieron seguimiento al caso, y la sal sigue afectando la herida. Aún así, la vocera de la Cadena Lanker, Aletia Santoscoy declaró:
“Que nadie nos quite nuestra paz, nuestra fe, al contrario, debe ser el momento para fortalecernos en la fe, que Dios nos conceda a todos nosotros el poder ser testigos fieles de su amor en el mundo.
Dios es siempre fiel, que este mismo mensaje sea el mensaje que podamos transmitir a los demás, a los que ahora tienen angustia, a los que ahora tienen pena.”
La atención al crimen
El pasado lunes el Procurador de Justicia del Estado de México, Alfredo Castillo Cervantes, confirmó que habían detenido al hombre que se encargó de avisarle a los atacantes sobre la presencia de las jovencitas en el lugar de los hechos.
Ayudó a precisar datos y dio nombres de los atacantes, después salió en libertad bajo fianza.
El miércoles pasado se anunció la detención de 17 sospechosos. Y hasta el viernes, 13 de los detenidos ya habían sido identificados por las víctimas.
Ese mismo día se anunció que los detenidos serían trasladados al Penal de Chalco y que algunos de los detenidos también enfrentan cargos por posesión de drogas. Al menos dos de ellos habrían participado en dos hechos similares.
Entre otras atenciones, el Grupo Boy Scouts de México publicó una lista negra de zonas peligrosas para acampar, con la intención de prevenir este tipo de tragedias en el futuro.
También se anunció un nuevo reglamento en el Estado de México para que haya vigilancia del gobierno en las áreas de acampar.
La realidad
En 2010 México alcanzó el primer lugar mundial en agresión sexual contra mujeres. Según los datos de la ONU, cuatro de cada 10 mujeres ha sido atacada en menor o mayor intensidad.
Esto se traduce en que en el país ocurre una violación por cada cuatro minutos, un total de 120 mil al año, según cifras de 2011 reportadas por la Secretaría de Salud.
Por si fuera poco, el Instituto Nacional de las Mujeres reportó que más del 85 por ciento de los casos de agresión son denunciados en el país quedan impunes y las víctimas no reciben la atención necesaria.
En el caso del Estado de México, el INEGI reveló en noviembre de 2011 que la entidad ocupa el primer lugar a nivel nacional en prevalencia de violencia física contra las mujeres, con 33.3 por ciento.
Irónicamente, el pasado 11 de julio un conjunto de más de 50 organizaciones civiles anunciaron que denunciarían ante la ONU que el sexenio de Felipe Calderón fue “un desastre” para los derechos de las mujeres.
Fue el sábado 14 de julio cuando se supo la noticia de las jovencitas abusadas en Ixtapaluca.
“México miente”, título del expediente, también externa una preocupación particular porque Enrique Peña Nieto asuma la presidencia, ya que, asegura, “fue insensible” hacia la violación de derechos de las mujeres y sólo “pretendió” solucionar el problema en el Estado de México.
*Este reportaje fue elaborado con testimonios del grupo. No se mencionaron sus nombres por respeto a los colaboradores.