¿Y el silbato de Mancera? te decimos qué pasó con la estrategia en que gastó 7.6 mdp

Mancera gastó 7.6 mdp en silbatos para eliminar el acoso contra las mujeres. A la fecha, los instrumentos no se utilizaron ni una sola vez
Monserrat Ortiz Monserrat Ortiz Publicado el
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El 25 de mayo de 2016, el exjefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció una novedosa medida que ayudaría a reducir los altos índices de violencia contra las mujeres en el transporte público, el silbato “Vive Segura”. La clave era sencilla: poner el instrumento en los labios, soplar aire, hacerlo sonar para alertar a las autoridades ante posibles delitos y salvar la vida en casos de acoso, violación, secuestro o intentos de feminicidio.

Desde su anuncio, el silbato antiacoso causó polémica debido a la poca viabilidad de su funcionamiento para proteger a las mujeres, además de colocarlas como “las principales responsables de su seguridad, cuando son las autoridades del gobierno las que tienen la responsabilidad y los instrumentos para velar por su vida, integridad, seguridad y libertad”, considera la victimóloga y psicóloga clínica Geru Aparicio Aviña, exdirectora General para una Vida Libre de Violencia de la Secretaría de las Mujeres.

Pero, ¿de dónde salieron los silbatos?

De acuerdo con la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, para la estrategia se mandaron a fabricar un total de 131 mil 600 silbatos.

Cada uno tuvo precios unitarios distintos: algunos costaron 37.34 pesos, otros 73.97 y unos más 81.28 pesos cada uno, incluyendo el I.V.A.; con lo cual la administración anterior hizo una inversión total de 7 millones 697 mil 681 pesos, informó la Secretaría vía transparencia.

La empresa proveedora de los silbatos fue Corporación Mexicana de Impresión S.A. de C.V., una entidad paraestatal del gobierno capitalino, a través de los contratos SG/DGA/DRMSG/039/2016, SG/DGA/DRMSG/039/2016-CM001/2016 y SG/DGA/DRMSG/100/2016 durante el ejercicio 2016.

Según el STC, de julio de 2016 a septiembre de 2018 se distribuyeron, en total, 157,675 silbatos sólo al interior de las instalaciones del Metro, la mayoría de ellos en las estaciones Balderas, Hidalgo, Zócalo, Chabacano, Pino Suárez y Pantitlán.

En total, los objetos se entregaron en 29 de las 195 estaciones del STC. Las otras fueron La Raza, Indios Verdes, Guerrero, Deportivo 18 de marzo, Chapultepec, Tacubaya, Bellas Artes, Garibaldi, San Lázaro, Insurgentes, Zapata, Cuatro Caminos, Revolución, Centro Médico, Taxqueña, Constitución 1917, Copilco, Mixcoac, Normal, 18 de marzo, Ferrería, Universidad y Ermita.

Los silbatos fueron adquiridos a través de la Dirección General de Administración y Finanzas de la Secretaría de Gobierno para que el programa pudiera ser operado por el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, ahora Secretaría de las Mujeres.

Un silbido sin respuesta

En el STC, sitio donde más silbatos se entregaron durante esa administración, ninguna mujer utilizó nunca los instrumentos que les fueron entregados de forma gratuita.

“Al respecto, le comunico: posterior a una exhaustiva investigación, no se detectaron registros en los archivos que obran en esta unidad administrativa, de usuarias que hayan hecho uso del silbato”, respondió el STC a una solicitud de información vía transparencia.

Los 7.6 millones de pesos que el gobierno capitalino gastó en una sola partida presupuestal son mayores a los 6 mdp que la Secretaría de Administración y Finanzas ejerció durante los primeros tres meses del 2021 en el “gasto para la promoción de la igualdad de género”, con el que en lugar de silbatos accionaron proyectos donde:

  • 1,590 mujeres recibieron atención integral en centros femeniles;
  • 3 mil 858 atenciones médicas y 3 mil 802 psicológicas fueron proporcionadas a mujeres con lesiones o padecimientos por violencia de género:
  • 5 mil 315 mujeres se beneficiaron con créditos del Instituto de Vivienda (INVI);
  • se ejecutaron 290 atenciones desde el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred);
  • se realizaron 11 mil 904 citologías cervicales y pruebas moleculares para la detección del VPH;
  • talleres, conferencias, pláticas, capacitaciones… y la lista continúa.

Según la administración de Miguel Ángel Mancera, el silbato “Vive Segura” se introdujo como una herramienta “preventiva y disuasiva para alertar a los cuerpos de seguridad y a la comunidad en general de situaciones de riesgo y de amenazas a la seguridad de las niñas y las mujeres en el transporte público” a través del Protocolo A.D.A. (Acudir al auxilio de las mujeres, Detener a los agresores, Atender a las víctimas).

Desde finales de abril a julio de 2016, cuando ya se habían repartido los silbatos, el STC reportó 167 casos de abuso sexual. La mayoría de los incidentes fueron tocamiento de glúteos, tocamiento de genitales o pelvis, masturbación frente a las mujeres, frotamiento del pene contra la mujer y la toma de fotografías o videos sin consentimiento.

En todos esos casos, ¿por qué las víctimas no accionaron sus silbatos?

“La entrega de silbatos para disminuir el acoso contra las mujeres me parece, como muchas de las acciones gubernamentales, desarticulada, sin un diagnóstico donde el centro sean las necesidades de las mujeres”, considera Wendy Figueroa Morales, psicóloga feminista y directora de la Red Nacional de Refugios, AC (RNR).

Para la experta, la medida no reconoce a las mujeres como sujetas de derechos y las responsabiliza por su propia seguridad: son ellas las que deben tocar el silbato y alertar que están siendo víctimas de violencias. “Es decir, las mujeres seguimos siendo las responsables del ataque y de nuestra seguridad, invisibilizando al agresor”.

“No se trata de disminuir los acosos, sino eliminarnos; pasar de una medida paliativa a una medida de seguridad integral que transversalice la perspectiva de género y eso implica acciones educativas, de prevención y eliminación de la impunidad”.

Además, en caso de que las mujeres acudieran a silbatos para salvar sus vidas, sería necesario que la policía actuara bajo un enfoque de derechos humanos, “lo cual sabemos que en la CDMX y en México no ocurre, recordemos el hashtag la policía no me cuida, me cuidan mis amigas”

Algo que también preocupa es que el programa no tuvo ningún seguimiento, rendición de cuentas ni medición de resultados. “Y aunque ya sabemos que no tuvo impacto, si no se transparenta, se seguirán realizando acciones inservibles que fugan el poco recurso que hay”, finaliza Wendy Figueroa.

Además de la respuesta del STC, quien admitió no tener ningún reporte sobre el uso de esos instrumentos en sus instalaciones, no existen más registros sobre el posible efecto de entregar silbatos a las usuarias del transporte público para resguardar su dignidad y vida.

Ante la solicitud de transparencia, la Secretaría de Gobierno se declaró incompetente y la remitó a la Secretaría de las Mujeres, entidad encargada del programa, quien tras una exigencia de cumplimiento a un recurso de revisión por el Infomex CDMX, y después de tres años de solicitarles la información, este 2021 admitió no tener certeza de que los silbatos hayan sido utilizados en algún momento.         @ItsMonseOrtiz

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