En medio de un recrudecimiento de la violencia entre bandas del crimen organizado y con las instituciones del Estado mexicano aún lidiando con la problemática del narcotráfico, reaparecen en escena nombres de la vieja escuela de capos que construyeron las organizaciones más relevantes del conflicto durante las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI. Activando las alarmas veteranos como Rafael Caro Quintero o Ismael “El Mayo” Zambada.
Tras ser detenido en 2008 y extraditado a Estados Unidos en 2012, Eduardo Arellano Félix fue expatriado el 23 de agosto al cumplir una sentencia por narcotráfico y lavado de dinero menor a la de su hermanos, Benjamín y Javier. Al cruzar el puente internacional Brownsville-Matamoros, la Fiscalía General de la República reaprendió a “El Doctor”, trasladándolo de inmediato al Centro Federal de Readaptación Social Número 1 en Almoloya, Estado de México.
Ahora sujeto a proceso por cargos de delincuencia organizada en modalidad de delitos contra la salud, Arellano Félix cumple el auto de formal prisión que le dictó un juez federal en las mismas instalaciones en donde se encuentra Miguel Ángel Félix Gallardo, el original “Jefe de Jefes” del Cártel de Guadalajara, que eventualmente repartió las rutas del trasiego de drogas entre las organizaciones criminales como las de los hermanos Arellano.
Detenido en 1989 e ingresado al Altiplano en 1993, Félix Gallardo también regresó al debate público a mediados de agosto, cuando concedió una entrevista a Telemundo en la que, demacrado, pues ha perdido el ojo y el oído derechos, además de tener el brazo izquierdo inmovilizado y encontrarse en silla de ruedas, negó ser aquel zar de la cocaína. Incluso diciendo no haber conocido a sus supuestos socios Rafael Caro Quintero o Ernesto Fonseca Carrillo.
Félix Gallardo también aprovechó para manifestar sus buenos deseos al Presidente Andrés Manuel López Obrador en su intento de pacificar al país. Comentario que el propio primer mandatario respondió en su conferencia mañanera del 20 de agosto, agradeciendo el gesto y dejando en claro que, si el sinaloense próximo a cumplir 76 años “no tiene pendientes con la ley”, él no se opondría a su liberación o hasta él mismo podría otorgarle la amnistía para reclusos de la tercera edad.
Para analizar el impacto del regreso de Arellano Félix a territorio nacional y la hipotética liberación de Félix Gallardo, Reporte Índigo entrevistó al profesor Josué Ángel González, fundador de la Consultoría SIE, quien hace énfasis en que se trata de casos distintos ya que, mientras ve pocas probabilidades de que el excapo del Cártel de Guadalajara regrese a la actividad delictiva de ser liberado, el fundador del Cártel de Tijuana tendría mayores incentivos para hacerlo.
“Los escenarios son radicalmente distintos. Cuando Félix Gallardo fue aprehendido, probablemente, la mayor parte de sus contactos los perdió. Caso que Arellano Félix no. La estructura que tenía Félix Gallardo desapareció como tal, mientras que todavía quedan reminiscencias del Cártel de Tijuana, la estructura está perdida, pero es algo que él puede retomar y reestructurar. Además, son drogas completamente diferentes.”
El doctorante en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México incluso compara a Félix Gallardo, física y mentalmente disminuido tras años en prisión, con su excolaborador Caro Quintero, quien fue liberado en 2013 y ha sido señalado por la DEA de haberse reintegrado al Cártel de Sinaloa y operar su propio Cártel de Caborca. Alternativa que considera viable para el otrora “Jefe de Jefes” por sus condiciones de salud.
De Eduardo Arellano Félix, por el contrario, sí ve motivaciones para retomar sus actividades criminales, siendo que su hermana, Enedina, sigue operando la organización, misma que estaría aliada con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Aunque hay historial de criminales operando desde prisión, González considera que el Altiplano es el mejor lugar para mantener a una figura como “El Doctor”, quien además de la distancia geográfica también deberá sortear la vida hostil al interior.
En contraste, Gabriela Nava, analista de inteligencia por el Centro de Estudios Hemisféricos William J. Perry, comenta a Reporte Índigo que ve pocas probabilidades de que cualquiera de los dos capos busque reorganizar sus actividades criminales. Señalando que el crimen organizado, al que Félix Gallardo ayudó a estructurar, ha cambiado drásticamente hacia una actividad mucho más diversificada y también violenta.
Esto debido a que la industria del narcotráfico pasó de ser una empresa, con una capacidad de violencia moderadamente restringida y que seguía las directrices del Estado mexicano respecto a solo ser el “trampolín” de la droga a Estados Unidos, a actividades que se diversificaron a otro tipo de delitos, donde México se volvió consumidor y los grupos criminales son quienes influyen en los gobernantes mediante el uso de la violencia, llegando a ser amenazas a la seguridad nacional.
Nava postula que, ante el surgimiento de estos nuevos liderazgos muchos más violentos, figuras como Félix Gallardo, Arellano Félix o incluso Caro Quintero podrían asumir “liderazgos morales”, más no operativos de organizaciones criminales, consideración que comparte con Juan Manuel Aguilar, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, quien ve una presencia más de carácter cultural que realmente criminal.
“Hay una vigencia muy presente de estos personajes vinculados al fenómeno del narcotráfico en los 90, principalmente por dos factores. La socialización y penetración de sus figuras públicas dentro de la sociedad mexicana, esta parte de la narcocultura, la reproducción y romantización de estos personajes. También hay vigencia actual de una reestructuración que, de alguna forma, está poniendo una transición en el contexto de las organizaciones criminales en México.”