La transición a un modelo de voto electrónico se tiene que hacer de manera paulatina, asegura la consejera electoral Dania Ravel.
“Antes de pensar en la transición de la casilla tradicional hacia un modelo de voto electrónico, deben analizarse las implicaciones que conlleva, además de que debe ser un proceso paulatino, ya que implica una importante inversión de Estado no sólo en términos de recursos, sino de capacitación, alfabetización y generación de confianza”, dice en su artículo “Voto electrónico: sin pausa, pero sin prisa”, publicado en la Central Electoral del INE.
En cuanto al voto remoto por internet, la consejera comenta que aunque el INE lo ha implementado en tres elecciones de voto desde el extranjero, utilizarlo como único método en el territorio nacional puede ser apresurado si no se cumple con los estándares internacionales, especialmente los de seguridad y legitimidad.
“Entre los argumentos existentes, hay quienes sostienen que es el paso a la modernización, incluso al ahorro de recursos o que apelan a una mayor participación. Dichas premisas deben tomarse con reserva y de manera mesurada.
“No hay que soslayar que, en México, de acuerdo con el INEGI, la población usuaria de internet es de 84.1 millones (78.3 por ciento de conectividad en áreas urbanas y 50.4 por ciento de cobertura en el área rural) y para implementar el voto por internet en territorio nacional, es necesario que haya cobertura y conectividad”, advierte.
Agrega que el sistema de votación por internet con el que se cuenta actualmente no es de desarrollo propio, por lo que tendría que valorarse la posibilidad de que el INE creara su sistema, lo que desde luego implicaría una importante inversión por parte de la autoridad electoral.
Por último, respecto al aumento de la participación, asegura que ni en casos como Estonia en los que hay una mayor tradición de voto por internet, se ha logrado una mayor participación sólo por el hecho de contar con un sistema remoto de votación.