Volver a empezar
La llegada de un gobierno de izquierda por primera vez a la presidencia de México y el rompimiento del jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, con el modelo neoliberal implicarán una serie de cambios en el país nunca antes vistos, los cuales significan esperanza para algunos y riesgo e incertidumbre para otros
Imelda García[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”1_x0ui69ve” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
El arranque de cada nuevo sexenio marca un nuevo estilo de gobierno, sin embargo, el inicio de la Administración de Andrés Manuel López Obrador promete un giro de 180 grados en el rumbo de México.
Con el rompimiento del modelo neoliberal, que se ha aplicado desde de los años 80 y al que ha culpado por la crisis en la que se encuentra sumido el país, López Obrador plantea dar un paso atrás y volver al patrocinio de las causas sociales por parte del Estado, pero sin romper completamente con la clase empresarial.
A pesar de las diferencias políticas ningún presidente ha planteado una ruptura de la dimensión que propone el nuevo mandatario.
Para el presidente mexicano, el capital de las empresas debe servir para detonar la inversión y, junto al Estado, crear más empleos y promover el desarrollo, lo que a su vez ayudará a combatir no sólo la pobreza, sino la inseguridad.
El mismo jefe del Ejecutivo ubica su proyecto de gobierno como uno parecido al ejecutado por Franklin Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de América a finales de la década de los años 20 y en los años 30, para salir de la Gran Depresión.
López Obrador apuesta a la construcción de grandes obras de infraestructura en el sur del país, una región históricamente poco desarrollada en sexenios anteriores.
En el mensaje que ofreció en su investidura presidencial, el sábado pasado, López Obrador dijo que el suyo será un gobierno alejado de la política neoliberal que ha sido una calamidad pública para el país.
“La política económica aplicada durante el periodo neoliberal, de 1983 a la fecha, ha sido la más ineficiente en la historia moderna de México. En este tiempo la economía ha crecido en 2 por ciento anual, y tanto por ello como por la tremenda concentración del ingreso en pocas manos, se ha empobrecido a la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la informalidad, a emigrar masivamente del territorio nacional o a tomar el camino de las conductas antisociales.
Lo digo con realismo y sin prejuicios ideológicos: la política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país”, lanzó desde la máxima tribuna del país.
Los detractores del nuevo presidente han tomado distancia de esta postura, advirtiendo que México podría sufrir un revés económico y, por ende, uno social, de seguir esta política.
Los nuevos ejes
Uno de los inspiradores de la política económica de Andrés Manuel López Obrador fue el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, quien combatió la gran crisis de su país mediante el empleo.
Su política se basó en la contratación masiva de trabajadores para hacer obras, grandes y pequeñas; al tener un ingreso, estas familias pudieron consumir y así activaron otras industrias, lo que a su vez ayudó a fomentar más empleos en todo el país.
La estrategia para gobernar el país que anunció Andrés Manuel López Obrador, tanto en su discurso en la Cámara de Diputados como en el del Zócalo capitalino, da prioridad a la creación de empleos, sin embargo, también apunta a terminar con las políticas neoliberales, motivo por el cual recibió fuertes críticas
“Este mes iniciamos la construcción de caminos de concreto en municipios olvidados de Oaxaca, Guerrero y otros estados. Estos caminos se van a edificar con trabajadores de las mismas comunidades para lograr un efecto multiplicador: el presupuesto quedará allí mismo, se reactivará la economía desde abajo, se crearán empleos con salarios justos y se harán las obras en beneficio de los pueblos.
No se van a hacer los caminos con maquinaria de asfalto. Se van a hacer de concreto y con revolvedoras para que se dé mucho empleo”, dijo López Obrador en el mensaje que dio a sus seguidores en el Zócalo capitalino, el sábado pasado.
Otras de las medidas que anunció para fomentar el empleo han sido intensificar el apoyo a los damnificados de los sismos de septiembre del 2017, lo que también creará más trabajo.
“Esto incluye un programa de construcción y reconstrucción de escuelas, centros de salud, edificios públicos y templos que forman parte del patrimonio cultural del país”, comentó.
A esto se suman los programas de mejoramiento urbano, para lo que el gobierno contratará a miles de personas que mejorarán, primero, comunidades de la frontera norte, como Tijuana, Mexicali, San Luis Río Colorado, Nogales, Ciudad Juárez, Acuña, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros.
Sin embargo, algunas medidas que anunció el presidente López Obrador, mandaron mensajes de incertidumbre hacia la clase empresarial, lo que sus adversarios políticos aprovecharon para criticar sus planes.
Entre estas están el rescate de Pemex y de la CFE, pues dijo que a ambas empresas se les inyectarán recursos millonarios para producir más energéticos y dejar de depender de la compra en el extranjero de combustibles.
Además, López Obrador dijo que no se permitirá la siembra de transgénicos y el uso del fracking para obtener gas.
“Protegeremos la diversidad biológica y cultural de México. Impulsaremos prácticas agroecológicas que aumenten la productividad sin dañar a la naturaleza. No se permitirá la introducción y el uso de semillas transgénicas. No usaremos métodos de extracción de materias primas que afecten la naturaleza y agoten las vertientes de agua como el fracking”, dijo López Obrador en el Zócalo.
Todo esto representa dar un paso atrás en las reformas estructurales que impulsó el gobierno de Enrique Peña Nieto y que fueron aplaudidas por el sector empresarial.
Las críticas
Los adversarios y críticos del presidente Andrés Manuel López Obrador utilizaron las redes sociales para expresar su rechazo al plan del mandatario.
El más acérrimo crítico fue Claudio X. González, presidente de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, quien auguró que le irá mal al país.
“Deseo: que le vaya bien al Presidente y a su gobierno. Predicción: nos va a ir mal en lo económico – estatismo / intervencionismo-; lo social, cancelación reforma educativa; y lo político – democracia amenazada por centralismo / concentración de poder / rechazo a leyes e instituciones, clientelismo.
Le deseo lo mejor a AMLO y su gobierno y comparto el dictado de que vayan ‘primero los pobres’. También deseo que sea presidente de MÉXICO y no sólo presidente de Morena. La tarea es unir al país, sumar a todos, gobernar para todos. Que sea un proyecto más de servicio que de poder”, comentó González en su cuenta de Twitter (@ClaudioXGG).
En la toma de posesión, el también empresario criticó que se dio una “clase de populismo combativo, simplismo y maniqueísmo” y afirmó que se apunta hacia atrás y no hacia el futuro.
Jorge Suárez, autor de “La próxima gran caída de la economía mundial”, señaló que el discurso de López Obrador fue el más divisivo del país.
“En medio del discurso de toma de posesión más divisivo en la historia de México, @ lopezobrador_ dice que no perseguirá a corruptos porque dividiría al país. ¿Desde cuándo es facultad del presidente decidir qué delitos se persiguen y cuáles no? Pensaba que la justicia es ciega.
Los detractores del nuevo presidente afirmaron que estarán pendientes de las próximas acciones que tome el gobierno para que haya contrapeso en las decisiones del país.
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