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Detrás de los paisajes anaranjados de cempasúchil en la zona chinampera de Xochimilco está el arduo trabajo de hombres y mujeres que no se rinden para mantener esta tradición cada año, pese a las últimas vicisitudes a las que se han enfrentado.
Las inundaciones que hubo en el 2017, los bajos precios que mantienen para poder competir con productores de otras entidades y la falta de apoyos gubernamentales, son algunos de los desafíos que a diario vencen para seguir con el tradicional cultivo de esta flor mexicana utilizada en la celebración del Día de Muertos.
El año pasado, la familia Benavides Cruz vio cómo quedaron bajo el agua las 50 mil flores de cempasúchil y nochebuena que producían en sus invernaderos ubicados en el pueblo de San Luis Tlaxialtemalco, en Xochimilco, una de las zonas afectadas por las inundaciones en la demarcación que causó daños en más de un millón de este tipo de plantas, según las cifras oficiales.
“Esto tiene alrededor de 20 años. Empezó por mi papá, quien hace años era trabajador, peón como se conoce; en busca de nuevos sueños quiso independizarse y creó el invernadero. A nosotros como familia, que somos cinco, ha hecho unirnos para formar todo esto”, cuenta Irene Benavides Cruz, la integrante más joven de la familia, de 17 años.
Las pérdidas que ambas calculan son de un millón de pesos, deuda que aún arrastran, pues para seguir adelante tuvieron que pedir préstamos a familiares y al banco. La familia vende cada planta de cempasúchil en 12 pesos y este año la hija menor empezó a producir también macetas de 6 pesos ante la situación adversa de la familia.
El carecer de puestos en el mercado de las flores les hace más difícil la venta, ya que los clientes deben acudir a los invernaderos por ellas y el acceso es complicado, además de que el precio que dan es el más bajo.
“Es precio de productor, si una tuviera un puesto sería diferente, ya defiende uno la planta, pero aquí personalmente la familia estamos a eso, nos tenemos que conformar al precio que ponga el mercado, porque si el mercado lo vende de a 12 y yo aquí de a 12, mucha gente se va mejor al mercado porque tal vez le dan mejor precio, pero siempre nos enfocamos a querer sacar todo esto porque ya es inversión”, dice.
Concepción señala que otra de sus dificultades es la falta de apoyos gubernamentales, pues al ser productores independientes y no estar asociados con ningún tipo de grupo no son tomados en cuenta.
Competencia desleal
Aldair Xalalpa lleva poco tiempo en los invernaderos de San Luis Tlaxialtemalco, donde desde hace generaciones su familia cultiva flores, pero ya ha conocido las dificultades de este oficio.
Durante todo el año su familia produce flores aromáticas, medicinales, de cempasúchil y de nochebuena, las cuales vende en dos puestos que tiene ubicados en el mercado de las flores de ese pueblo.
“Los problemas aquí en San Luis es que vienen personas de otros lados y siembran lo mismo, pero en lugar de que se acoplen al mismo precio lo dan más barato y a nosotros que somos de acá de la zona es donde nos afectan”, lamenta.
El joven señala que el año pasado con las inundaciones a ellos se les echaron a perder sus plantas de nochebuena, aunque hubo otros agricultores que perdieron toda su producción.
Otro de los obstáculos que enfrentan los productores en la zona chinampera de San Luis es la falta de acceso para llegar ahí, dice Aldair, lo que hace que los clientes compren a los vendedores foráneos que se instalan en Xochimilco.
“Las dificultades serían primero en la cuestión de otras personas que vienen y dan más barato, otro serían los medios para poder salir adelante”, sostiene.
Producción a la baja
La producción de la flor de cempasúchil ha disminuido hasta un 15 por ciento respecto a la que se generaba hace dos años en las alcaldías de Xochimilco y Tláhuac, según Juan Castillo Escamilla, dirigente de la Unión de Productores Agrícolas Xochiquetzal (UPAX).
El 21 de octubre, Castillo Escamilla informó en un comunicado que para las celebraciones del 1 y 2 de noviembre los productores venderán alrededor de 800 mil macetas de cempasúchil bombón y cremolito, cuando hace dos años el número ascendía a un millón 100 mil plantas.