La violencia familiar es un problema que escala dentro de los índices delictivos en la Ciudad de México.
Fue el ilícito más denunciado durante 2019, por arriba del robo a transeúnte y a negocio.
Especialistas aseguran que la situación es muy grave porque suele terminar en feminicidio.
El Consejo Nacional de la Población (Conapo) define a la violencia familiar como el uso intencionado y repetido de la fuerza física o psicológica para controlar, manipular o atentar en contra de algún integrante de la familia.
El Portal de Datos Abiertos de la Ciudad de México indica que durante el 2019 la violencia familiar fue el delito más denunciado con 24 mil 522 carpetas de investigación.
Este ilícito está por encima del robo a negocio sin violencia, que en el mismo lapso acumuló 15 mil 614 indagatorias judiciales por parte de la Procuraduría General de Justicia (PGJ).
La misma fuente informa que las carpetas de investigación por violencia familiar fueron aumentando desde el 2017, cuando se registraron 18 mil 567. En 2018 hubo 20 mil 93, mientras que el año pasado fueron 24 mil.
La doctora en Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ana Celia Chapa, asegura que violencia familiar tiene varias categorías.
Sin embargo, en muchas ocasiones escala al feminicidio.
Explica que hay teorías académicas que indican que el aumento en la incidencia del crimen es por una mayor conciencia de los derechos de las mujeres en la sociedad.
Chapa también aclara que la violencia familiar es un delito que puede sufrir cualquier integrante del hogar. No obstante, la mayoría de las víctimas son madres o esposas.
“Hay una brecha de género importante. Por ejemplo, en el salario y la distribución de actividades domésticas, así como el empleo, que empieza a reducirse. Este avance en los derechos puede estar generando violencia”, señala.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2018 del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) muestra que en México ha aumentado la actividad laboral de las mujeres.
Datos revelados por el estudio señalan que en 2016 habían 20.6 millones de personas del sexo femenino económicamente activas, cifra que aumentó a 21.7 millones en 2018.
Dicho crecimiento del número de las mujeres que participan en el mercado laboral, puede cambiar los roles de género.
“Los roles diseñados están cambiando y esto genera desestabilidad en la familia”, menciona la especialista.
Explica que los hombres tienen el estereotipo de que son los proveedores de la casa y que las mujeres las encargadas de las tareas domésticas y cuidar a los hijos.
Entonces cuando esto se modifica, al momento de que la madre consigue un trabajo, el padre no se involucra en las tareas domésticas y esto genera la tensión.
Otro de los factores por el cual es de los delitos más cometidos en la capital en 2019, menciona Chapa, es porque se está comenzando a ver como un problema.
“Hay una mayor percepción y más denuncia por parte de las víctimas y actualmente se discuten muchas cosas sobre los derechos de las mujeres”, detalla.
Un tercer factor es que las autoridades tampoco son conscientes ante los nuevos roles de género y no han prestado la atención necesaria al tema
“Los servidores públicos no han elaborado y tampoco se han adaptado a las nuevas normas de convivencia y es difícil que le den la importancia correspondiente”, dice.
Añade que si los encargados de impartir justicia no toman en serio a la violencia familiar, tampoco habrá resultados en los demás delitos que padecen las mujeres y que provocaron la declaratoria de Alerta de Género en noviembre de 2019.
Al respecto de la situación de violencia de género en la capital, el Portal de Datos Abiertos de la Ciudad revela que durante 2019 se cometieron 72 feminicidios.
Desromantizar la violencia familiar
Marisol Zúñiga, activista feminista independiente y colaboradora de diversas asociaciones que buscan erradicar la violencia contra la mujer, afirma que en la ciudad y el país se tiene que comenzar a desromantizar la violencia.
“Tiene que ver la concepción del amor romántico, tiene que ver que el amor es sufrir. Romantizamos el dolor, si no se priva nuestra decisión, si no hay sacrificio, no es amor. Toda esa concepción tiene que ver con esto”, dice.
Esto provoca que en muchos casos de feminicidio, tanto en la capital como en el país, el autor sea la pareja sentimental.
El informe “Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra La Mujer”, dado a conocer en noviembre de 2018, afirma que de cada 100 mujeres en el país 42 padecen violencia por parte de su pareja.
Mientras que cifras del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, disponibles en su portal web, señalan que en dos de cada tres feminicidios, el autor es el cónyuge o novio.
“Es como si estar en una relación afectiva hace a las mujeres perder derechos”, considera Zúñiga.
Explica que dichas ideas están tan normalizadas, que cuando ocurre violencia física en una relación, se culpa a la víctima.
También menciona que todo el problema de las agresiones en la familia tiene su origen en la educación, pues se hace creer al hombre que la mujer es parte de su patrimonio.
“Educan a los hombres con la visión de que ellos dominan y toman las decisiones dentro del sistema familiar en el que entra la mujer. Ahí hay una relación de poder explícita”, señala.
Ante esto considera que se deben educar a las nuevas generaciones con ideas de igualdad y equidad en los roles de género.
También que las autoridades hagan campañas de difusión para concientizar a la sociedad de que la violencia que sufren las mujeres no sólo es en la calle, sino en las casas.