El nivel de violencia en Estados Unidos de cara a las presidenciales
Aunque en países como México la violencia repunta en tiempos electorales, en Estados Unidos la población está alerta en caso de llegar a la misma situación, lo que la oposición aprovecha para ganar electores
Fernanda Muñoz y Pablo AbundizPor la cercanía que hay a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los escenarios de violencia pueden incrementar en el país.
En las últimas semanas, diversas cuentas en redes sociales han publicado escenas de violencia en diferentes ciudades, lo que pone alerta a la población estadounidense.
Aunque en diversos países, como México, la violencia se incrementa de cara a comicios generales o locales, llegando al asesinato de candidatos, en Estados Unidos aún no padecen lo mismo, aunque debe preverse.
De acuerdo con datos del FBI, la tasa de delitos violentos en Estados Unidos cayó un 49 por ciento entre 1993 y 2022, con grandes descensos en las tasas de robo (menos 74 por ciento), agresión agravada (menos 39 por ciento) y asesinato u homicidio no negligente (menos 34 por ciento).
📉🇺🇸 Según la Encuesta Nacional de Victimización 2022 #NCVS en Estados Unidos, la victimización de delitos violentos aumentó 📈 respecto a 2021 y 2020, pero se mantiene en un menor nivel respecto a 📆10 años atrás.
🌐 Más info: https://t.co/uJqC6bzCQD@BJSgov #VICLAC pic.twitter.com/X9Vv7F1wYU— Centro de Excelencia (@CdE_UNODC) January 8, 2024
La doctora Estefanía Cruz, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, opina que escenas de violencia a gran escala durante las elecciones de noviembre próximo no ocurrirán por la poca gente que podría asistir a las urnas y los antecedentes del país.
“No vamos a ver grandes exposiciones de violaciones, en parte porque (las votaciones) son en un día hábil y por lo tanto mucha gente trabaja y anticipa su voto por correo o vía electrónica (…) En estas elecciones no se va a ver algo similar al golpe al Congreso, eso fue pasarse de la raya, son episodios aislados”, asegura.
En opinión de la doctora, a diferencia de las elecciones generales, en las votaciones locales se tienden a ver más casos de violencia como ataques físicos o transgredir en lo políticamente correcto con ofensas o incluso caricaturas.
A pesar de lo que indican las estadísticas en cuanto a la baja de delitos violentos, la encuestadora Gallup arroja en marzo pasado que al menos el 60 por ciento de los adultos estadounidenses consideran que hay más delincuencia que en años anteriores. El 53 por ciento afirmó que le preocupa personalmente el crimen y la violencia.
La oportunidad de la oposición
Con el estigma que tiene buena parte de la población estadounidense sobre el aumento de la violencia, la oposición aprovecha para señalar al oficialismo como el responsable.
En Estados Unidos, es Donald Trump el principal opositor que asegura que el gobierno en turno es responsable por la violencia que existe en su país, principalmente por permitir la entrada a migrantes. Fue en el primer debate presidencial del pasado 27 de junio que el republicano detalló en televisión abierta que los extranjeros ilegales que ingresan a su país son quienes han terminado con la vida de los estadounidenses.
En 2019, cuando el magnate buscaba su reelección, el expresidente ya había asegurado que la tasa de criminalidad en ciertas ciudades como Nueva York estaba “por las nubes”; sin embargo, los delitos disminuyeron, de acuerdo con la Policía neoyorquina.
Según el FBI, en 2022, el 61,7% de los delitos violentos en los Estados Unidos fueron cometidos por personas blancas, el 26,4% por personas negras y el 10,9% por personas de otras razas y etnias.
— Jean (@Jean63608820) November 5, 2023
Como Trump, a nivel mundial otros políticos de oposición han intentado ganar electores utilizando la violencia de sus países, como es el caso de Marine Le Pen en Francia, quien quiere incluir en su agenda a la presidencia la expulsión automática de los migrantes que se encuentren en situación irregular, debido a que considera a los extranjeros ilegales como parte del problema económico y social de su Estado; una ideología que comparte con sus homólogos de Reino Unido e Italia.
En caso de que el próximo 5 de noviembre Donald Trump gane las elecciones por segunda vez, se prevé que refuerce su postura antiinmigrante como ya lo hizo en 2020, lo que a su vez puede regresar el empoderamiento de sus seguidores que organizaron el golpe al Capitolio hace tres años.
“Donald Trump se ha visto moderado, ha tratado de presentarse como políticamente correcto a diferencia de debates anteriores en los que había hasta ataques misóginos (…) Dijo que iba a reconocer los resultados siempre y cuando fueran elecciones limpias y claras, pero eso me preocupa pensando que el voto de Trump proviene de grupos que se han confirmado como milicias y que no reparan en ejercer la violencia contra los ciudadanos”, asegura la doctora Estefanía Cruz.
Propuestas y percepciones
Para los votantes estadounidenses, la inflación es el asunto más presente en el momento de emitir su voto, de acuerdo a una encuesta realizada por The Economist en colaboración con YouGov, mientras que la criminalidad es el quinto tema más importante; rubros que para los candidatos son distintos.
Si bien durante la administración de Joe Biden las tasas de criminalidad presentaron un descenso después de los primeros dos años, la población no siente de igual forma y esto afecta una elección en donde, históricamente, los votantes confían más en los republicanos en temas de seguridad que en los demócratas.
Tanto oficialistas como opositores aseguran que la presencia policiaca en las comunidades es esencial para mantener segura a la población y, de acuerdo a investigación del Pew Research Center, el 61 por ciento de los ciudadanos considera que el sistema de justicia criminal no es lo suficientemente duro con los infractores; sin embargo, el porcentaje de simpatizantes trumpistas con esa opinión es el doble, 81 por ciento, que la de demócratas.
La separación en las creencias de los votantes de los dos partidos son aún más profundas cuando se compara su actitud respecto a los derechos de las personas acusadas de un crimen, mientras que 77 por ciento de los simpatizantes de Joe Biden consideran que es importante proteger las garantías de las personas acusadas de un crimen, 88 por ciento de los republicanos creen que es más relevante el respeto por los oficiales de la ley.
Esta división en las creencias de los electores influye en las propuestas de los candidatos presidenciales y en la manera en la que cada uno de ellos se comportó mientras estuvo en la Casa Blanca.
Durante la campaña presidencial, aunque Donald Trump ha señalado en diversas ocasiones que la violencia es perpetrada por migrantes y ha acusado a las ciudades gobernadas por demócratas de ser “alcantarillas” de crimen, sus propuestas en materia de seguridad interior son poco claras. De los 47 puntos de su agenda para su siguiente administración, solo dos se relacionan directamente con la seguridad de los estadounidenses.
Entre sus propuestas destacan la pena de muerte para traficantes de personas, la prohibición de campamentos de personas en situación de calle, mayor financiamiento a fuerzas policiacas locales y utilizar a la Guardia Nacional en comunidades con altos indices de criminalidad.
Trump: “Cuando regrese a la Casa Blanca, montaremos una campaña total para detener el flagelo de los delitos violentos en Estados Unidos”. pic.twitter.com/RgBPiIAn8K
— James Nava (@JamesNavaCom) February 10, 2024
Por su parte, la administración de Biden ha impulsado programas que buscan combatir la criminalidad desde un enfoque más integral. Durante su gobierno, el presidente indultó las ofensas federales por posesión de mariguana, uno de los cargos más comunes en el sistema penal estadounidense; impulsó una reforma al sistema de justicia en el que restringe la transferencia de dinero federal a policías locales para compra de equipo militar y propuso la creación de un sistema de rendición de cuentas para las agencias locales.
Pese a los avances mostrados en la administración actual, su campaña no propone políticas públicas concretas para atender el tema de la inseguridad, al contrario, ha tratado de contrarrestar la narrativa trumpista con los datos que demuestran la baja en la criminalidad lograda en su gobierno y la ha atribuido a fuertes inversiones en servicios públicos.
Violencia, un asunto regional
Durante las pasadas elecciones en México, el país vivió un aumento en la violencia política. Si bien, esta ha sido una constante, su alcance en los asuntos públicos se ha hecho evidente de cara a las últimas elecciones.
En el proceso electoral 2024, el think tank Laboratorio Electoral contabilizó 338 casos de violencia en contra de funcionarios o candidatos a algún cargo público.
Se presume que la violencia electoral que vivió el país es un indicador de la profundidad que tiene el crimen organizado dentro del Estado mexicano, pues al utilizar la violencia para influir en el proceso, las organizaciones delictivas fomentan las condiciones para su operación a futuro.
Al sur de la frontera estadounidense, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido que su administración ha tomado medidas para disminuir la violencia, uno de los problemas más críticos del país; sin embargo, el mes previo a la elección el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó 190 mil 605 delitos, un alza de casi 20 mil reportes en comparación con el mes abril.
La violencia político-criminal condiciona la participación electoral. Casos como Pihuamo, Jalisco, donde tras el asesinato de un aspirante a la alcaldía hubo una participación del 20%, ejemplificó @sjleyg.
Vía @ElIndpendiente:https://t.co/5p9qYMGrPe pic.twitter.com/D2UB3AY5ZO
— México Evalúa (@mexevalua) July 4, 2024
Pese a los números registrados, los más altos en incidencia delictiva en Norteamérica, el gobierno mexicano ha reportado una reducción de los crimines. En 2022, último año del que se tiene registro, la incidencia delictiva en México fue de 28 mil 701 delitos por cada cien mil habitantes, un descenso considerable respecto al máximo histórico, correspondiente a 2017, de 39 mil 369.
Si bien la violencia en México se relaciona y es tema de interés dentro de las elecciones en Estados Unidos, su contexto económico y social lo hacen poco comparable con el de su vecino del norte. Debido a estas razones, Canadá podría ser un símil más cercano en cuanto a las políticas y resultados en materia de seguridad.
Canadá presenta menores indicadores de inseguridad que Estados Unidos o México. En 2022, último año del que se tiene registro, se reportaron cinco mil 668 crímenes por cada 100 mil habitantes, lo cual convierte a Canadá en el país más seguro de Norteamérica.
A diferencia de México y Estados Unidos, la estrategia canadiense para combatir la criminalidad no pasa únicamente por estrategias punitivistas sino por programas de prevención del delito. Parte esencial del abordaje canadiense hacia la seguridad es la coordinación en varios niveles de gobierno para crear políticas públicas que refuerzan los lazos comunitarios, mejoran la infraestructura y brindan servicios a los ciudadanos.
Eso de que somos el país más seguro de Latinoamérica es falso:
Según el índice de criminalidad, que incluye TODOS los delitos, para el 1er semestre 2023 en América estamos apenas en el puesto 21. Los más seguros Cuba, Panamá, Canadá y Barbados.
Dato Mata Relato.
Fuente: Numbeo pic.twitter.com/btRTBUFpNK
— Jorge Regazzoli (@coquerrega) September 20, 2023
Pese a que en Canadá se presentan menos delitos que en el resto de la región, la tendencia va en sentido contrario que la de sus países vecinos. Mientras que en Estados Unidos y en México la criminalidad tuvo un descenso en 2022 respecto a periodos anteriores, ese año Canadá vio un aumento del cinco por ciento en la incidencia delictiva y del 4.8 por ciento en el índice de severidad criminal, una herramienta que cuantifica la gravedad de los delitos y no solo el volumen.
De acuerdo con autoridades canadienses, 2022 fue el segundo año consecutivo en donde se presentó un aumento en la criminalidad, tanto delitos violentos como hechos no violentos presentaron un incremento; la extorsión y el robo fueron los delitos que más aumentaron, con un ascenso del 38 y 15 por ciento respectivamente.