Culiacán, la capital sinaloense, se enfrenta de nuevo a la alerta de que la violencia domine su cotidianidad. Otra vez, el miedo colectivo. Una vez más, a exhortar y buscar el resguardo.
Poco antes de las 15:00 horas de este jueves 29 fue difundido por medios radiofónicos que un enfrentamiento entre civiles armados y militares en Paredones, al norte de Culiacán, ocurría sin visos de ser controlado.
Se supo, también, que en la salida norte de la ciudad se habían arrojado “ponchallantas” para impedir que llegaran fuerzas federales.
La ciudad se sometió al caos. Esta tarde la población intenta regresar a sus casas o refugiarse en planteles de escuelas. Las empresas suspendieron labores. Las clases vespertinas, también fueron postergadas. Los choferes de camiones pararon sus rutas. El llamado a no estar en las calles ocurre en cada sector productivo y lo realizan los mismos ciudadanos con sus recursos.
Culiacán ve su anochecer con columnas de humo en sus entradas. Ya hay camiones hechos chatarra después de haber sido incendiados. Desplazarse hacia otros municipios no está entre las opciones por ahora.
El gobernador Rubén Rocha Moya ha pedido en sus redes sociales que no se incremente la alarma. Expresó que “al realizar sus funciones de construcción de paz”, elementos federales “recibieron una agresión por parte de civiles armados”. Pero habitantes de Culiacán expresaron para Reporte Índigo que la intranquilidad es lo que domina.
Es el eco de la detención de Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de ‘El Chapo’ Guzmán; el asesinato de Héctor Melesio Cuen Ojeda, fundador del Partido Sinaloense y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y la destrucción de la tumba de Dámaso López Núñez en Eldorado, ocurridos al hilo en los últimos días de julio.
Es también la evocación de la jornada del 17 de octubre de 2017, cuando se desató un enfrentamiento a balazos entre fuerzas de seguridad y civiles que duró casi 24 horas.
Aquel día, los balazos se lanzaron para impedir la detención Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, ‘El Chapo’ Guzmán. Fue bautizado por la población como “jueves negro”. Hoy, otra vez, la desventura cae en jueves.
Con todo, Culiacán enfrenta el episodio sin protección especial ni refugios disponibles. Así ha empezado a anochecer.
El “jueves negro”
Periodistas sinaloenses han decidido no emplear el término “Culiacanazo”, y reemplazarlo por “jueves negro”, para ayudar con la deconstrucción de los estereotipos, evitar la estigmatización de Culiacán y no reproducir la semántica atribuida al llamado “crimen organizado”.
Psicosis por la presunta detención de Iván Archivaldo Guzmán”El Chapito”
En redes sociales, el recuerdo del “Culiacanazo” y el hombre que lo ordenó, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, pronto se convirtieron en tendencia.
Mientras las escenas de violencia se sucedían en la periferia de Culiacán, a través de redes sociales y servicios de mensajería, como WhatsApp, comenzó a circular el rumor de que la detención del hijo mayor de “El Chapo”.
Pronto, las personas comenzaron a resguardarse en sus casas, comercios fueron cerrados y clases en algunas escuelas fueron suspendidas.
La Secretaría de Seguridad de Sinaloa pidió a la población no sucumbir al miedo colectivo, pues no se trataba de eso, sino de una agresión a los miembros del Ejército mexicano.
“La Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa hace el llamado a la ciudadanía de que se mantenga en calma, ya que las autoridades competentes se hacen cargo de lo que acontece en Culiacán“, pidieron en sus redes sociales.
El gobernador, Rubén Rocha Moya, se sumó al llamado: “Se recomienda, en cualquier caso, estar atentos a la información oficial y evitar la que se emite de manera extraoficial con el solo propósito de causar alarma“.