Luego de que el Gobierno de Estados Unidos modificó su política migratoria el jueves pasado, decenas de migrantes venezolanos han sido deportados a México por la frontera de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Las personas –quienes vienen sin pertenencias, sin dinero e incluso sin zapatos, solo con huaraches- se reunieron al exterior de las oficinas del Consejo Estatal de Población (COESPO) en busca de ayuda.
Los migrantes dijeron que ellos entraron a Estados Unidos antes del 13 de octubre cuando el presidente de ese país, Joe Biden, acordó con México la entrada de hasta 24 mil migrantes venezolanos y la entrega de 65 mil visas de trabajo. Sin embargo, los expulsaron.
“Nos sacaron, literal nos sacaron, yo estuve allá tres días antes del decreto. Yo llegué, estuve tres días pues en la cárcel como dice. Nos cambiaron la ropa, nos quitaron las pertenencias, nos botaron los bolsos, las cobijas, suéteres, todo. Después de ahí nos soltaron de este lado sin nada, por lo menos yo me vine sola, me vine con mi marido y él si paso, él está en albergue en Chicago y yo estoy sola de este lado. Pues para mí es difícil, es duro”, denunció Angélica Ramírez.
“Nos excluyeron, nos seleccionaron, unos de un lado otros para otro lado… nos montaron a una camioneta y nos trajeron acá al lado americano y yo pensaba que a todos mis amigos iba a encontrar aquí afuera, y no ellos están en su camino a su acceso a Estados Unidos”.
“Entramos antes de la fecha del nuevo decreto y estamos totalmente desinformados, porque nosotros estábamos presas cuando se hizo lo de la ley. Entonces a nosotros nos devuelven sin ninguna explicación y quedamos como un vacío legal porque para poder pedir el nuevo permiso tenemos que haber estado en México 24 horas antes de la ley y nosotras ya estábamos presas en Estados Unidos y nos dicen que no podemos acceder a ese nuevo permiso que lo que hay es tratar de exigir al gobierno nuestro derecho porque nosotras entramos antes de la ley, estábamos desinformadas porque estábamos en territorio americano”, dijo Caterine Carentona, quien llegó junto a otras 19 mujeres y había contabilizado a unos 300 migrantes en la misma situación que ella.
De lado mexicano, los venezolanos no encontraron esquemas de ayuda. Solo se les expidió un permiso para permanecer 15 días en México y la COESPO trasladó a algunos de ellos a un albergue para que pasaran la noche, otros durmieron en la banqueta.
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La mayoría de los expulsados mostraron los brazaletes que les colocaron en los centros de detención de Estados Unidos con fechas anteriores al 13 de octubre y dijeron que para poder migar vendieron sus pertenencias, desde herramientas de trabajo hasta casas y ahora están sin nada o con menos de lo que tenían antes de iniciar el viaje a Estados Unidos, trayecto en el que sufrieron hambre, enfermedad y una serie de penurias.
“Entramos (a Estados Unidos) el 10 de octubre y nos sacaron el jueves, ayer a las doce del mediodía, pensábamos que íbamos a seguir nuestro destino para los familiares que tenemos, que nos iban a recibir y no, nos engañaron, nos montaron fue en un bus y nos pasaron para acá para México, nos pasaron por El Paso caminando llegamos hasta ahí y aquí en México nos dieron un permiso que podíamos establecernos 15 días nada más”, dijo Ángel Rondón, quien expresó que se sienten derrotados y están en situación de calle.
El pasado 10 de septiembre había entrado en vigor una extensión del Estatus de Protección Temporal (TPS) para migrantes procedentes de Venezuela, con lo que quedaban protegidos de deportaciones y pueden obtener permisos laborales. A partir de esa fecha aumentó el flujo migratorio de venezolanos con destino a Estados Unidos por la frontera de Juárez.