Veneno invisible

El Gobierno federal busca reactivar la industria extractiva de hidrocarburos pese a que los impactos de los gases emanados de los pozos se desconocen debido a un deficiente sistema de medición y monitoreo de las autoridades responsables, revela una investigación
Laura Islas Laura Islas Publicado el
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México respira veneno y no hace nada para tener un antídoto.

Cada día, cientos de pozos de hidrocarburos como petróleo o gas natural dejan escapar gases de los procesos de exploración y extracción conocidos como “emisiones fugitivas”, pero aunque las autoridades responsables desconocen sus alcances y cómo mitigarlos, buscan impulsar esta industria.

Una investigación realizada por Pie de Página revela las fallas en el sistema de medición y monitoreo de gases contaminantes en la extracción de hidrocarburos, así como la inexistente investigación sobre los impactos en la salud de las localidades o la incertidumbre sobre las secuelas ambientales.

El Gobierno federal desconoce cuáles pueden ser los efectos de estas fugas, pero buscan activar la industria extractiva con la recuperación de Pemex, lo que a decir de especialistas agravaría el problema y no ayuda a transitar a energías limpias como ya lo hacen otros países.

“Los hidrocarburos deben de permanecer en el subsuelo y desde luego esa transición tiene que ser regulada y tener las mejores prácticas posibles. Pero el verdadero asunto está en cómo hacemos para no perforar los pozos”
Manuel LlanoOrganización Cartocrítica

“Y esto no significa que dejemos el petróleo de un día para otro. Con la cantidad de pozos que ya están perforados, que ya están produciendo, es más que suficiente”, explicó en la presentación del informe Manuel Llano, de Cartocrítica, una de las organizaciones que colaboró. La otra fue el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

La investigación titulada “Gases invisibles, veneno que nadie registra” estuvo centrada en la ciudad de Poza Rica, Veracruz, una de las zonas de mayor extracción donde operan pozos de fracking.

Con una cámara infrarroja de la organización Earth Works se registraron los contaminantes emitidos que a ojo humano son invisibles.

El resultado fueron imágenes de nubes negras que salen de las estructuras y se expanden alrededor de ellas, pero a la fecha se desconoce cuál es su impacto, ya que las autoridades no monitorean ni tienen metodologías precisas para medir estas emisiones fugitivas, describe el estudio.

“No hay una medición clara ni de cuántos gases son ni de qué tipo de gases son”, dijo Daniela Pastrana, de Pie de Página.

Para los especialistas no existen estudios sobre las mediciones porque esto significaría que tal vez sobrepasan los límites permitidos y se entra en el dilema de elegir entre la generación de fuentes de empleo o el garantizar una buena salud a los habitantes.

¿Peligro latente?

La investigación está dividida en cuatro bloques en los que se explica por qué las instituciones responsables para controlar las emisiones no llevan un control acerca de los gases emitidos.

El estudio dice que estas empresas tienen que tramitar una licencia ambiental única para instalarse y emitir gases, así como una Cédula de Operación Ambiental (COA).

Ésta última conforma el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero a través de dos instrumentos.

 “Todos los registros tienen el mismo problema de origen: basan sus datos en las COA. Y una COA es algo que cada empresa presenta de manera unilateral”, menciona.

El informe da a conocer que existe una alta posibilidad de que entre los gases desprendidos se encuentre el metano, un gas invisible que atrapa la luz solar y la irradia a la tierra, dando como consecuencia temperaturas más altas, pese a que el país se ha comprometido internacionalmente a disminuir las emanaciones de este hidrocarburo

“El Estado mexicano y Pemex se han comprometido a disminuir las emisiones de metano ante diversas instancias internacionales. Sin embargo, el país carece de mediciones integrales, regulación y hojas de ruta para alcanzar las metas asumidas”, agrega.

Otro de los apartados explica la poca investigación para registrar la relación entre las enfermedades y las localidades expuestas a esos gases, pues Poza Rica tiene casi la misma proporción de enfermedades respiratorias que la Ciudad de México y está por encima de otras como Monterrey.

Lo que están sufriendo los pobladores de esa ciudad veracruzana, se dijo en la presentación del informe, lo están padeciendo también habitantes de otras zonas donde hay fuerte actividad petrolera.

El último apartado de la investigación trata sobre la contradicción entre las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha asegurado que no se realizará el método de fracking en su gobierno, y la aprobación que hizo la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) a una solicitud de PEMEX para modificar asignaciones usando esta técnica el pasado 11 de febrero.

El estudio “Gases invisibles, veneno que nadie registra” estuvo centrado en la ciudad de Poza Rica, Veracruz, una de las zonas de mayor extracción del país y donde operan pozos de fracking

El tema excluido

El tema del medio ambiente no está en la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque debería de ser una prioridad, de acuerdo con especialistas

“El tema de hidrocarburos en este gobierno es un tema preponderante, el tema ambiental no está en la agenda, lo único que hay en la agenda de este gobierno es un tema económico y petrolero, pero no hay un tema del medio ambiente.

“Insisto, la lucha al huachicol vale, el tema económico sin duda es importante, pero ¿en dónde están todas las afectaciones y la verdadera emergencia que son, insisto, riesgos sociales y ambientales? ¿en dónde está eso? Que es mucho más caro que el dinero que se puede estar recuperando”, señaló Manuel Llano, de la organización Cartocrítica.

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