El pasado 1 de diciembre, López Obrador celebró el tercer aniversario de su Gobierno asegurando que las bases de la llamada cuarta transformación habían quedado sentadas y que en el país se lleva a cabo una “revolución de las conciencias”. A días de iniciar el 2022, son estas victorias las que bien podrían representar su mayor reto.
Juan Manuel Aguilar, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, explica que “va a ser un año muy adverso para el Gobierno federal porque ya se sobrepasó el que se aprobaran todas las reformas supuestamente necesarias para consolidar la 4T, ya están, los ajustes políticos ya se hicieron”.
Considera que “ya no hay excusa”, pues la Guardia Nacional entra en su tercer año de operaciones y las restricciones por la pandemia de COVID-19 van a la baja.
“¿Quién se va a adjudicar los nulos resultados en la mejora de la seguridad? Eso va a causar mucha tensión en el ámbito de los resultados electorales y en la influencia del Presidente”, cuestiona.
Lejos de apuntar a la oposición, Aguilar señala que López Obrador debe preocuparse por las rivalidades al interior de su Gobierno, pues “todo parece indicar que los actores políticos que van a terminar el sexenio ya están establecidos. Hemos tenido la salida de una cantidad importante de actores en estos tres años”.
Con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, perfilándose como su “delfina”, Aguilar recuerda que tanto el canciller Marcelo Ebrard como el senador Ricardo Monreal han dado muestras de querer buscar su lugar para 2024.
“Más que preocuparse por la oposición, hay que preocuparse por la cohesión de Morena y evitar un cisma al interior, es un contexto adverso porque, más que por factores externos, el Gobierno federal debe concentrarse en su condición interna y consolidar acciones que impacten las condiciones de seguridad y bienestar de las personas”, concluye.
