Vecinos exigen cierre de vertederos

En el balneario Milpillas, al norte de Zapopan, se respira un olor fétido, parte de las aguas marrones que vienen de Picachos se concentran hoy en lo que solía ser una presa de agua limpia que la gente utilizaba como alberca.

Los vertederos de Picachos y de Hasars se encuentran a pocos kilómetros de ahí y desde allá fluyen líquidos contaminados con metales pesados, mercurio, arsénico y otros venenos.

Paloma Robles Paloma Robles Publicado el
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Los manifestantes piden obras de abastecimiento de agua para todos los pueblos de la barranca que padecen la contaminación
"La exigencia central es la reubicación de ambos basureros asesinos. Ni el gobierno de Zapopan ni la empresa Hasars han cumplido su compromiso"
Comunicado enviado por los habitantes de la zona afectada
Picachos y Hasars alegan que han invertido millones en convertir sus vertederos en rellenos sanitarios amables con el medio ambiente
https://www.youtube.com/watch?v=2t_bKnshOu0

En el balneario Milpillas, al norte de Zapopan, se respira un olor fétido, parte de las aguas marrones que vienen de Picachos se concentran hoy en lo que solía ser una presa de agua limpia que la gente utilizaba como alberca.

Los vertederos de Picachos y de Hasars se encuentran a pocos kilómetros de ahí y desde allá fluyen líquidos contaminados con metales pesados, mercurio, arsénico y otros venenos.

Esa agua sucia desciende río abajo sobre la barranca hasta llegar a los poblados de San Lorenzo y Huaxtla; en lo profundo del cerro el río toca la comunidad de La Soledad y luego Ixcatán .

Ahí los pobladores han visto cómo en los últimos años su ganado muere, la vegetación palidece y comienza poco a poco a secarse.

“Con el agua del arroyo se llenaban las albercas, pero fíjese ya no hay nadie”, comenta uno de los empleados del balneario consultado por Reporte Indigo.

Desde hace una par de años todos en la zona dejaron de utilizar el agua del río y desde entonces su economía comenzó a tambalearse, pues ahora deben traer agua de fuera y la gran mayoría dejó de cultivar sus tierras.

En Huaxtla la afluencia de paseantes a las cascadas también se redujo casi al 100 por ciento.

Y es por eso que los pobladores de esas comunidades de Zapopan mantienen cerrado el camino que lleva al vertedero sobre la carretera a Colotlán. 

Víctor Manuel Arellano, vecino de San Lorenzo y uno de los manifestantes que el pasado sábado 8 de febrero solicitaron el cierre de los vertederos, refiere que desde el 2009, los acuerdos firmados por las poblaciones de las barrancas con el gobierno de Zapopan a propósito del manejo de los vertederos, no han sido cumplidos.

“Ya no necesitamos que se cumplan esos acuerdos, ya vamos por el cierre del vertedero”, apunta uno de los manifestantes. “Que se busquen otro lugar”, agrega otro joven, ambos entrevistados el pasado sábado, a pocas horas del cierre del camino.

Acuerdo no fue suficiente

El vertedero Picachos es operado por el Municipio de Zapopan y Hasars es una empresa privada; ambos vertederos se comprometieron en el 2009 a realizar una serie de obras de infraestructura social y técnica para mejorar las condiciones de vida de los pobladores de la barranca.

En el documento, firmado y aprobado por la administración del panista Juan Sánchez Aldana, se creó la Comisión Técnica para el análisis de la contaminación del río Milpillas en el balneario Huaxtla, en el balneario Milpillas en la subcuenca del río La Soledad, así como la contaminación general de la zona.

El Municipio se comprometió a revisar la subcuenca haciendo revisiones “permanentes las 24 horas del día del escurrimiento y descargas de lixiviados en los vertederos de Picachos y Hasars”, se lee en el acuerdo tercero del convenio con los pobladores avalado por el cabildo de Zapopan. Pero esa revisión nunca se hizo.

A pesar de que ambas empresas alegan que han invertido en convertir sus vertederos en rellenos sanitarios amables con el medio ambiente, la realidad es que ambos basureros siguen contaminando la zona. (Véase El agua sucia de Vielma).

Esteban Gutiérrez Hermosillo, de la Agencia por la Regeneración Socio Ambiental (ARSA), organización que ha dado acompañamiento a los pobladores de San Lorenzo, explica que ambos vertederos incumplen con la Norma Mexicana número 083 y con la nueva Ley de Responsabilidad Ambiental.

Una de las celdas de almacenaje de residuos de Picachos todavía no está terminada y no tiene recubrimiento de geomembrana que impida el escurrimiento de los líquidos, aunque ya se utiliza. (Véase Picachos contamina subsuelo).

Además, la planta de tratamiento de ese basurero “no opera todos los días del año”.

En un recorrido que hicieron pobladores de San Lorenzo con Arsa y representantes de Picachos y Hasars, se observaron las deficiencias de ambos vertederos.

Esteban Gutiérrez relata que ninguno de los representantes de los vertederos se quiere responsabilizar del daño ambiental en la zona.

“Hasars le echa la culpa a Picachos del derrame de lixiviados”, refiere el activista.

Una encargada de Proepa (Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente), que también los acompañó en la visita a los basureros, se comprometió a volver a la zona y entregar a los pobladores una propuesta viable para el manejo de los vertederos.

Sin embargo, los propios pobladores enviaron un comunicado a la prensa en el que exigen el cierre total de los dos basureros.

“La exigencia central es la reubicación inmediata de ambos basurales asesinos”, apunta el documento.

Afirma que “ni el gobierno municipal de Zapopan, ni la empresa Hasars han cumplido su compromiso firmado el 14 de octubre de 2009 y ratificado por el Cabildo el 20 del mismo mes y año de evitar el derrame de lixiviados las 24 horas del día”.

En el comunicado se refiere que el vertedero de Copalita, cerrado en agosto de 1994, sigue arrojando venenos al río La Soledad, y se ha agravado  por las descargas de los fraccionamientos.

Paralelo al comunicado, Esteban Gutiérrez comenta que tras la visita a los basureros los pobladores mantienen la postura del cierre de las plantas de tratamiento.

Y exigen que se hagan obras de ingenierías que impidan que en tiempos de lluvias los lixiviados no terminen en el río Milpillas.

Además de obras de abastecimiento de agua para todos los pueblos de la barranca. Las obras deberán incluir infraestructura subterránea y superficial que garanticen agua limpia a las poblaciones afectadas. 

Por último, los manifestantes también piden que tanto el gobierno estatal como el municipal deberán apoyar un proyecto de reactivación económica en la zona que pueda beneficiar a las comunidades a través de la producción agrícola u otros proyectos turísticos.  

Renuevan exigencias

A pesar de que las exigencias eran distintas a las actualmente presentadas por los vecinos de las poblaciones de Huaxtla, San Lorenzo, Milpillas, Ixcatán y La Soledad, quienes en octubre del 2009 se reunieron con las autoridades en la Presidencia Municipal de Zapopan, ahora los pobladores exigen el cierre de los vertederos ante la desatención de la autoridad. 

En aquella ocasión las exigencias se resumían a cinco puntos en los que solicitaban la instalación de una mesa de negociación, el cierre del basurero de Hasars, el cierre de granjas de cerdos, la protección y el mantenimiento del basurero de Copalita, así como el saneamiento inmediato del río La Soledad.

En el documento de aquella sesión del 2009 el Ayuntamiento se comprometió a realizar una revisión de las subcuencas de Milpillas y el río La Soledad, para detectar el escurrimiento y las descargas de lixiviados.

Por eso los vecinos llaman actualmente a la autoridad a cumplir diversas demandas sociales, las cuales son: reubicación de rellenos a largo plazo, realización de obras de ingeniería para evitar contaminación del río Milpilla, realizar una obra de abastecimiento de agua y la reactivación económica de la zona.

 

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