La extensión del Título 42 mantiene a decenas de personas migrantes atrapadas en la frontera norte de México, algunas de ellas en situación de calle o viviendo en albergues.
Para Laygre Chirino, originaria de Venezuela, y quien dice ser una perseguida política por las autoridades de su país, ha sido imposible reunirse con su hija en Orlando, Florida, debido al bloqueo que mantiene Estados Unidos.
Ella salió de Bogotá, Colombia, el 5 de septiembre, cruzó la selva del Darién y ha sufrido una serie de circunstancias difíciles y atropellos, entre estos un asalto en el que la despojaron de sus documentos, dinero, celular e incluso ropa; tuvo que viajar en “La Bestia” y su paso por México dice que ha sido aterrador, ahora está varada en Juárez, pues llegó la Guardia Nacional y militarizó el área.
“Imagínese usted, son seis meses en los cuales vamos a seguir aquí porque es difícil regresar, no fue fácil el viaje y volver sería por avión y el pasaje es bastante costoso porque ya nosotros no tenemos regreso por la selva”, contó al salir de una casa en la colonia Bellavista donde le rentaron la regadera y pudo tomar un baño.
Chirino estuvo tres años en la cárcel en Venezuela y lleva seis años fuera de ese país porque declinó seguir trabajando para el gobierno. Actualmente no tiene un espacio donde descansar porque ha encontrado los refugios llenos.
A unos pasos de ella, Janely Gutiérrez, lava la ropa de su hijo de dos años, quien está enfermo, pues resintió las bajas temperaturas que se presentan en Ciudad Juárez.
La joven madre, su esposo e hijo encontraron espacio en un albergue junto a unos 80 migrantes más. Todos tienen la esperanza de que el gobierno de Joe Biden modifique el Título 42.
“A todo el mundo, a todos los migrantes nos ha afectado el Título 42, algunos no tienen esperanzas, esto es un refugio de un pastor, aquí oramos por que todo se acomode, todos salimos a trabajar y regresamos para tener algo que comer, aquí nos ayudan muchísimo pero no quisiéramos siempre estar aquí porque nosotros teníamos otros pensamientos, otros planes, llegar a Estados Unidos. Todo se nos puso más difícil y aquí hace mucho frío”, dice Janely, quien hace tres meses salió de
Maracaibo y tras un robo en Tapachula tuvieron que regresar a Panamá para trabajar y reunir dinero para seguir el viaje. En el mismo albergue otros migrantes están analizando la posibilidad de cruzar de forma ilegal a Estados Unidos por algún área abierta o por un agujero en el muro que se levantó en la era de Donald Trump entre la frontera de El Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua.
“Nos tocará esperar o ver qué posibilidad habrá de moverse ilegalmente. Muchas personas ya han entrado así porque la verdad quieren progresar con sus vidas, no quieren quedarse mucho tiempo más acá en la frontera de México porque en realidad no tienen trabajo, con qué consiguen para comer”, expresa Mauricio Mata.