En diciembre de 2013, en Uruguay, se promulgó una ley para establecer un mercado legal de cannabis en el país, limitando la venta de droga al menudeo a farmacias autorizadas y reguladas, entre otras disposiciones.
A casi 10 años de convertirse en el primer país latinoamericano en avalar la legalización, el consumo lúdico de cannabis en el territorio no muestra una reducción, pero sí ha habido cambios destacables.
“Algunos críticos de la regulación han dicho que ‘desde que se reguló la cannabis, el consumo no ha parado de aumentar’, pero es mentira, porque no es desde que se reguló, es desde siempre. Nosotros lo empezamos a registrar estadísticamente en 2001.
“Dese entonces nunca paró, la curva no cambia cuando se aprueba la ley, ni se acelera ni se desacelera, pero cuando diferenciamos por edades, crece más en personas de 25 años que en menores de edad”, expresa Daniel Radío, secretario General de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay .
Añade que cuando se mide en estudiantes de nivel medio, el consumo de cannabis se ha mantenido estable desde hace seis años, lo que demuestra dos cosas: que no se produce un auge del consumo por la regulación y que ir a un centro de estudios es un factor de protección.
Sobre la salud, el funcionario dice que nadie ha muerto por cannabis en ninguna parte y que, en todo caso, la cantidad porcentual se mantiene en que el 84 por ciento de los usuarios no tiene ningún problema.
“Se podría decir que el 16 por ciento tiene un uso problemático, que genera dificultades en diversas áreas, en lo laboral, en lo familiar, problemas con la ley, pero eso es equiparable a otras sustancias que se consumen comúnmente como el alcohol”, declara.
Para Daniel Radío, la autopercepción que se tiene en México respecto a los estigmas por la planta de mariguana no es la adecuada.
“Las disposiciones normativas por mucho que vengan a destiempo, suceden, son posteriores a los cambios culturales, yo veo una sociedad abierta, ágil, con ganas de cambiar. Desde lo cultural, el tema está bastante bien aceptado”, dice.
Sobre el prohibicionismo opina que fue un experimento implementado en el siglo XX que se heredó a las sociedades actuales, pero ahora hay condiciones para evaluar sus consecuencias.
Afirma que esta medida no logró mitigar ninguno de los males que se proponía: “nunca nos fue tan mal como con el prohibicionismo: más problemas de salud, de seguridad pública, más alarma, más mafia, más sangre, más muerte”.
El representante de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay sostiene que quitarle el poder a los criminales en el control de sustancias como la mariguana abona a reducir la violencia y la inseguridad.
“El crimen organizado tiene muchos recursos, pero no tiene ningún escrúpulo, por lo tanto no tiene ningún despacho en promover el uso de drogas y los usos patológicos, por eso es mucho mejor que quien controle el mercado sea la comunidad”, acusa.
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